El rodio, probablemente el más desconocido de entre los metales preciosos, es el que está protagonizando la mayor escalada de precios, que le han llevado a cotizar en máximos de los últimos diez años.
Su precio ha subido de forma ininterrumpida desde los últimos siete meses. Sólo en lo que llevamos de 2017, su precio ha escalado un 19%, sobrepasando de largo al resto de metales preciosos y de commodities.
Esta escalada es un rebote desde el mínimo alcanzado el pasado mes de julio, que fue su precio más bajo en los últimos 12 años. La escalada se produce ante las perspectivas de desarrollo de la industria automovilística, ya que, al igual que el platino y el paladio, el rodio se utiliza en la fabricación de catalizadores. En concreto, se utiliza para eliminar los residuos tóxicos de los motores, combinado con paladio.
Uno de los principales demandantes de rodio es China, donde se fabrican mayoritariamente automóviles con motores de gasolina. El año pasado, las ventas de automóviles en el gigante asiático registraron las cifras más altas de los últimos tres años. Los expertos apuntan que este mercado será clave en el desarrollo del mercado del rodio, ya que se espera que el consumo de automóviles en China alcance pronto el nivel de los países occidentales.
En la actualidad, la cotización del rodio supera los 920 dólares la onza. La subida del 19% en lo que va de año contrasta con el 13% de subida del paladio y el 8% del platino, también utilizados para reducir las emisiones de gases de los motores de los automóviles. La principal producción de rodio se localiza en Sudáfrica, ya que este metal se suele encontrar en yacimientos junto al platino y paladio.
Una característica del mercado del rodio es que sus dimensiones son mucho menores que las de los otros mercados de metales preciosos, por lo que los precios son mucho más volátiles.
