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El secretismo, práctica habitual en el mercado de los metales preciosos

En una conferencia pronunciada en Singapur el pasado 19 de noviembre, el analista de metales preciosos de Bullion Star, Ronan Manly, cuestionó la transparencia de las instituciones que intervienen en el mercado internacional de los metales preciosos, y puso de relieve el incumplimiento, por parte de bancos centrales y organismos internacionales, de sus propósitos respecto a la información que suministran al público.

Se puede decir más alto, pero no más claro: el mercado de los metales preciosos y en particular, el del oro, se esconde tras una cortina de secretismo para no hacer frente a sus propios compromisos con la transparencia. Es la conclusión de la conferencia pronunciada por el analista Ronan Manly en Singapur. Según Manly, la transparencia no es sólo un concepto abstracto, sino que tiene influencias en el mundo real, ya que sirve para prevenir que los comerciantes de oro más importantes dispongan de más información y ventajas para negociar que los inversores particulares.

Manly define un mercado transparente como aquel cuyas instituciones son también transparentes y están sujeras a responsabilidad. En un mercado transparente, existe intercambio de información entre los actores y esta información sobre precios, suministros, demanda y operaciones realizadas está disponible libremente.

En el caso del mercado del oro, Manly afirma que “existe una cultura del secreto que no he visto en ningún otro mercado financiero”. Según este analista, existen muchos ejemplos de cómo los bancos centrales reivindican la transparencia en sus operaciones y políticas, aunque estas exigencias no se sostienen cuando se refieren a sus operaciones en el mercado del oro. Así que la conclusión es que los bancos centrales hablan de transparencia con la boca pequeña.

 

Bancos centrales

Como prueba de ello, Manly cita el caso del Banco de Inglaterra, uno de los principales custodios de oro del mundo, que señala que “un banco central transparente, responsable y bien gobernado es esencial no sólo por política efectiva, sino por legitimidad democrática”, en un informe de 2014 titulado ‘Transparencia y responsabilidad en el Banco de Inglaterra’.

Por su parte, el Banco Central Europeo asegura, en la sección de transparencia de su web: “hoy, la mayoría de los bancos centrales, incluyendo el BCE, consideran crucial la transparencia”. Y el FMI apunta que “la necesidad de transparencia e imparcialidad es esencial para una institución financiera internacional, y constituye un argumento a favor de hacer llegar la mayor cantidad de información posible al público”.

Sin embargo, y para demostrar la falta de transparencia de todas estas instituciones a la hora de hablar del mercado del oro, Manly esgrime las respuestas recibidas cuando les ha cuestionado sobre ello: “he preguntado al Banco de Inglaterra diversas cuestiones relativas al oro a lo largo de los años, y sus respuestas son un clásico ejemplo de despeje, o sea, de no querer contestar a la pregunta”. Algo que el articulista considera grave para un organismo que custodia 4.857 toneladas de oro.

Lo mismo ocurre con el Departamento del Tesoro del Reino Unido y con el Banco Central Europeo (que acumula 500 toneladas de oro en reservas). De hecho, Manly asegura que la respuesta del BCE, tras dos semanas de enviar unas preguntas sobre las reservas de oro, ha sido el silencio.

Por su parte, el Banco de Pagos Internacionales (BIS, por sus siglas en inglés), con sede en Suiza, que es el ‘banco central de los bancos centrales’, también actúa igual en cuanto a la transparencia. Y eso, a pesar de que en una presentación de 2007, el BIS incluía una diapositiva en la que describía el ‘Triángulo de oro de la autonomía de los bancos centrales’, donde relacionaba los conceptos de transparencia, responsabilidad y autonomía, y aseguraba que “es importante que los bancos centrales tengan en cuenta la transparencia”, mientras que la responsabilidad es “la contrapartida crucial de la autonomía en una sociedad abierta”, ya que “hace más creíble la transparencia”.

Sin embargo, el BIS tampoco se toma la transparencia en serio: Manly les preguntó sobre la localización de sus reservas de oro y le respondieron que “la información solicitada no se encuentra disponible para el público”.


La mentira de la transparencia

Respecto al Fondo Monetario Internacional (FMI), que cuenta con 2.815 toneladas de oro, su afirmación sobre la importancia de la transparencia “es, en realidad, una completa mentira”, en palabras de Ronan Manly.

Los bancos centrales nacionales tampoco se toman muy en serio su compromiso con la transparencia: ni la Banca de Italia, ni el Banco de Japón, ni el Banco de la Reserva de Sudáfrica, ni el Banco de España (entre los cuatro acumulan más de 3.600 toneladas de oro) proporcionan información sobre dónde se encuentran depositadas sus reservas.

Tampoco proporcionan una lista de sus lingotes de oro, listas que están reguladas por las ‘Good Delivery Rules’ de la London Bullion Market Association (LBMA).

Según Manly, “la continua acumulación de pruebas de que los bancos centrales se niegan a publicar los listados de sus lingotes de oro hace pensar que existe una campaña coordinada entre ellos para que esta información no sea de dominio público”.

En su opinión, la razón de negarse a publicar estos listados tiene que ver con los préstamos de oro. Si el número de serie de un lingote de oro aparece en el listado de un ETF, quedaría claro que el ETF tendría oro prestado que el banco central aún considera suyo. Y cuanto más oro prestado aparezca en listados como los de los fondos cotizados, mejor conocerá el mercado del oro el tamaño del mercado de préstamos en oro.

Existen otras razones, como el hecho de que el oro es un activo estratégico, lo que el Banco de Inglaterra denomina un “cofre de guerra”. Y también, según Ronan Manly, la existencia de una cultura del secretismo en los bancos centrales y un distanciamiento por el que las instituciones no se sienten obligadas a justificar sus políticas y decisiones por una mal entendida independencia.

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