De entre todos los metales preciosos, el paladio ha sido el que ha disfrutado de unas mejores perspectivas en cuanto a la evolución de su precio, debido a sus sólidas bases de suministro y demanda.
Por el lado de la demanda, la industria automovilística va a representar en torno al 77% de la demanda en 2017 de este metal, usado en la fabricación de catalizadores para los vehículos con motor de gasolina. Una cifra que ha registrado una tasa de crecimiento anual constante (CAGR) del 5,3% desde 2010, gracias al rápido crecimiento de la demanda de vehículos en China y a la recuperación de las ventas en los Estados Unidos.
Según se expone en el informe Precious Metals Weekly, publicado por la consultora especializada Metals Focus, la previsión es que la demanda global de paladio va a superar los 10 millones de onzas por segundo año consecutivo. Por otro lado, el suministro de paladio ha estado creciendo a un modesto 0,5% CAGR y la previsión de Metals Focus es que alcance los 9,1 millones de onzas este año.
Esta diferencia entre el suministro y la demanda explica el reciente crecimiento del precio del paladio, que hace unos días superaba la barrera de los 1.000 dólares la onza por primera vez desde el año 2001, después de haber subido desde los 400 dólares la onza que registraba en 2010.
Desde Metals Focus explican esta subida por las características particulares del suministro de paladio. La producción minera representó el 74% del suministro anual de paladio en 2016, mientras que el reciclaje (en su mayoría procedente de catalizadores usados) constituía la casi totalidad del porcentaje restante.
El valor del catalizador es de alrededor del 10-15% del valor de reciclaje del vehículo. Sin embargo, el uso y la antigüedad son los factores que determinan si un vehículo va a destinarse al reciclaje. Por ello, la posibilidad de que se incremente el reciclaje de paladio procedente de esta fuente debido a la subida del metal es mínima.
En cuanto a la producción procedente de la minería, la mayoría del paladio se extrae de minas polimetálicas, donde el paladio no es, ni mucho menos, la principal fuente de beneficio. El mayor productor mundial de paladio es Rusia, con 2,55 millones de onzas extraídas en 2016, la mayor parte de ellas por parte de la compañía Norilsk Nickel, cuya principal fuente de ingresos es el níquel.
Sin embargo, durante el primer trimestre de 2017, el 30% de los ingresos de Norilsk Nickel han procedido del paladio, un 23% más que en el mismo periodo de 2016. Pese a este aumento del peso del paladio en las cuentas de la compañía, ésta no tiene muchas posibilidades de centrarse en la explotación de áreas ricas en paladio, lo que, a su vez, va a reducir las posibilidades de que se incremente la producción de paladio.
El segundo mayor productor mundial de paladio es Sudáfrica, que extrajo 2,51 millones de onzas en 2016, la mayor parte como un subproducto del platino. Por ejemplo, el 55% de los ingresos de la compañía Anglo Platinum en 2016 procedía del platino, frente a apenas un 24% del paladio.
La reciente inestabilidad del precio del platino está presionando a la industria minera del platino sudafricana, lo que va a afectar de rebote a la producción de paladio.
Tampoco el tercer productor mundial de paladio, Zimbabue, que produjo 0,42 millones de onzas en 2016, tiene planes de expansión para la minería de este metal.
Canadá, por su parte, produjo 0,75 millones de onzas de paladio en 2016, el 80% de las cuales son un subproducto de la explotación de las minas de cobre y níquel que, durante el primer semestre de 2017, han registrado una caída del 21% en su producción. El resto procede de minas de paladio que tienen previsto un incremento de la producción desde 167.000 a 214.000 onzas.
Por su parte, Sibanye Stillwater tiene previsto incrementar la producción de paladio en sus minas de Estados Unidos, aunque las previsiones apuntan a un exiguo incremento de 100.000 onzas para 2020.
Según Metals Focus, a pesar de la subida de precios, el suministro de paladio procedente de la minería se va a reducir un 1,3% durante este año, lo que unido al incremento de la demanda procedente de la industria automovilística, supondrá una ampliación del déficit que tendrá que compensarse con la liberación de parte del stock del mineral almacenado.