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El tesoro perdido de los Confederados en la Guerra de Secesión

En abril de 1865, el último año de la Guerra de Secesión de los Estados Unidos, el presidente Jefferson Davis y el resto de su Gobierno se vieron obligados a abandonar precipitadamente Richmond (Virginia), ante el avance de las tropas federales. Con ellos se llevaron un tren entero cargado con las reservas de la Confederación y las de los bancos de Richmond, además de una gran cantidad de joyas donadas por las mujeres a la causa confederada. Todo ese oro, plata, dinero en efectivo y joyas no fueron encontrados por las tropas federales tras la captura de Davis, el 10 de mayo en Inrwinville (Georgia). ¿Qué pasó con el tesoro?

Según relata William Rawlings, autor de diversos libros sobre la historia de los Estados sureños, el 2 de abril de 1865, el entonces presidente Jefferson Davis recibió un mensaje del general Robert E. Lee, comandante del Ejército Confederado de Virginia del Norte, en el que le instaba a salir inmediatamente de Richmond con su Gobierno, para evitar ser capturado por las tropas federales, que se encontraban a las puertas de la ciudad.

Aquella misma noche salieron dos trenes de la estación de Richmond, en dirección sur. El primero trasladaba al propio Davis con su Gobierno e importante documentación. En el segundo se trasladaban las reservas de efectivo de la Confederación (que incluían monedas de oro y plata), además de las reservas de oro propiedad de los bancos de Richmond y una gran cantidad de joyas que habían sido donadas por las damas de la alta sociedad virginiana, como apoyo a la causa confederada.

Entre los propios confederados y las filas de los unionistas se difundió el rumor de que los líderes de la Confederación habían huido con un tesoro valorado en millones de dólares.

La custodia del tesoro se encomendó al capitán de navío William H. Parker y a sus hombres. Fue el propio Parker el que, en 1893, confesó a un periódico de Richmond que los fondos que el Gobierno fugitivo depositó en sus manos ascendían a “alrededor de 500.000 dólares en oro y plata, no a los millones con los que se había especulado.

A primeros de mayo de 1865, el Gobierno de David y el resto del supuesto tesoro llegaron a Washington (Georgia). Por el camino habían dilapidado parte de los fondos que llevaban. Según el historiador A. J. Hanna, en su libro de 1938 “Fuga hacia el olvido”, el séquito de Davis pagó 108.000 dólares a las tropas que les escoltaron cerca del río Savannah, más otros 40.000 dólares en suministros en Washington y Augusta (Georgia). Los 450.000 dólares en oro que eran propiedad de los bancos de Richmond no se tocaron, ya que no eran propiedad del Gobierno confederado.

El 4 de mayo, tras anunciar la disolución del Gobierno, Jefferson Davis entregó los 86.000 dólares que habían quedado de los fondos gubernamentales a dos oficiales de la marina confederada, con el encargo expreso de que los sacaran del país en dirección a Gran Bretaña, para evitar que cayeran en manos de la Unión. Pero nunca llegaron a su destino. Rawling afirma que ésa fue la parte del tesoro confederado que realmente se perdió.

El ya ex presidente Davis depositó los fondos propiedad de los bancos de Richmond en una caja fuerte de Washington (Georgia) para su custodia y eventual entrega a sus legítimos propietarios, antes de continuar su huida hacia el sur junto a su esposa, sus hijos y unos pocos fieles.

Según las investigaciones de Rawlings, el grupo de Davis repartió los fondos que quedaban con un segundo grupo, con el que pensaban volver a reunirse en Florida. Sin embargo, cuando el 10 de mayo Davis fue capturado por el 4º Regimiento de Caballería de Michigan, cerca de Irwinville (Georgia), tan solo le quedaban unos dólares.

¿Qué ocurrió con el supuesto tesoro? Según una teoría, fueron los propios soldados del 4º de Caballería de Michigan los que lo robaron; según otra, Davis y su grupo lo escondieron antes de ser capturados. Rawlings cuenta cómo uno de sus lectores le enseñó una moneda mexicana de plata, de en torno a 1850, que fue desenterrada en los años 40 del siglo XX cerca de un punto de Georgia donde acampó el grupo de Jefferson Davis.

El oro que enseguida cayó en manos de las tropas federales fue el de los bancos de Richmond, que había sido depositado en una caja fuerte de Washington (Georgia). En total, era cerca de medio millón de dólares en oro, que fue trasladado al norte bajo la custodia de oficiales del Gobierno federal.

La noche del 24 de mayo, cuando los oficiales estaban acampados en Lincoln County (Georgia), una veintena de hombres armados irrumpió en el campamento y se llevaron todo el oro que pudieron transportar.

Los soldados federales solo pudieron recuperar alrededor de 140.000 dólares. Se dice que el resto del tesoro fue la base de varias fortunas locales en la zona de Danburg.

El caso es que las leyendas sobre las distintas partes del tesoro de los confederados han llegado hasta nuestros días, alimentando historias sobre supuestos descubrimientos desde la zona rural de Georgia hasta Muskegon (Michigan).

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