El emperador romano Lucio Domicio Aureliano nació de orígenes humildes en el 9 de septiembre del año 214 o 215 d.C., en Sirmio, antigua Dacia y actualmente Serbia. Con su gran fuerza y habilidad como soldado en el ejército romano se levantó a través de las legiones para convertirse en el general más laureado del emperador Galieno. A la muerte de Galieno en 270 d.C., Aureliano asumió el poder y gobernó Roma hasta su propia muerte en 275 d.C. Él es quizás el más famoso por ser conocido como el “Padre de la Navidad”.
En los antiguos tiempos paganos el solsticio de invierno fue tradicionalmente un tiempo de festividades y celebraciones. Los primeros nórdicos celebraban el primer día de invierno como la noche en la que la gran diosa Madre da a luz al bebé dios Sol. Fue llamado Yule y lo celebraban entorno a una gran hoguera, alrededor de la que todo el mundo cantaba y bailaba para despertar el sol de su sueño invernal.
En la época romana, las celebraciones del solsticio se realizaban en honor a Saturno (dios de la cosecha) y Mitra (el antiguo dios de la luz) una forma de adoración del sol que había venido a Roma desde Siria con el culto al Sol Invictus.
Los festivales eran vistos como un momento para recordar que el invierno no iba a ser para siempre, que la vida continua, era una invitación para permanecer en el deseo del buen humor.
En el año 274 d.C., el solsticio cayó en el 25 de diciembre, momento en el que el emperador romano Aureliano proclamó oficialmente esta fecha como Natalis Solis Invicti, el festival del nacimiento del sol invencible.
Desde esa fecha, áureos acuñados en oro y denarios de plata reprodujeron ese Sol Invictus en los reversos de las monedas.
Los cristianos, en el siglo tercero de nuestra Era, fueron perseguidos con frecuencia por el poder de Roma, ya que los gobernantes consideraron muy peligrosas las celebraciones públicas de las fiestas cristianas.
Aunque la fecha real del nacimiento de Cristo se cree que fue en primavera, no obstante, se convirtió en una tradición secreta de los primeros cristianos celebrar su nacimiento el 25 de diciembre, con motivo de las celebraciones paganas del imperio para evitar ser detectados por las autoridades. Aureliano se ha conocido desde entonces como “Pater Natalis”, Padre de la Navidad.
La celebración del nacimiento del sol se convertiría en la celebración del nacimiento del Hijo de Dios. No fue sino hasta el año 325 d.C. cuando el emperador Constantino creó oficialmente la fiesta de Navidad que se celebra desde entonces y abiertamente el 25 de diciembre de cada año.