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Fort Knox: la bóveda que guarda el mayor tesoro en oro del mundo

Fort Knox es un base militar del Ejército de Estados Unidos situada en el Estado de Kentucky, famosa en todo el mundo por su constante mención en la cinematografía norteamericana, pero sobre todo por los tesoros que almacena. En este recinto militar se encuentra la cámara acorazada con mayor cantidad de oro del mundo, un hecho que inspiró la tercera película del agente 007, en la que un joven Sean Connery luciendo el traje de James Bond debía desbaratar los planes del malvado de turno, «Goldfinger», quien pretendía robar todo el metal amarillo de este complejo.

Se cree que unas 4.500 toneladas de oro de las reservas de Estados Unidos están guardadas en Fort Knox, según datos del Departamento del Tesoro de Estados Unidos, aunque no publica informes periódicos y cuando lo hace tampoco son demasiado completos o detallados (¿exceso de celo?).

Esto supone que más de la mitad de las reservas del país se encuentran en esta base militar, mientras que el resto del metal áureo que tiene guardado EEUU está diseminado en distintos puntos, como son las Casas de la Moneda de Filadelfia, Denver, West Point, San Francisco y otras instalaciones de menor tamaño. 

Esta cámara acorazada gigante no solo custodia las reservas norteamericanas de este bien tangible, sino que también protege el metal de una decena de países.

Como es lógico, el almacén de oro más grande del mundo es uno de los más seguros e inexpugnables. Acero, granito y hormigón dan formar a la enorme estructura con ventanas falsas que hace de caja fuerte y que está dividida en dos pisos con distintos compartimentos y equipada con su propia planta de energía.

Para que la puerta de esta caja fuerte de 12 x 18 metros se abra -un colosal postigo de 25 toneladas de peso-, es necesario que varios miembros del personal participen en el proceso. Cada uno atesora una parte de la combinación numérica que permite su apertura. Nadie puede saber el código completo (este dato sí que es muy fílmico). Solo una orden del presidente del país puede abrir la cámara acorazada de Fort Knox. 

El enclave de esta gigante caja fuerte asegura que, ante el riesgo de un ataque, el Ministerio de Defensa puede desplegar para su defensa 30.000 soldados de la base, tanques y helicópteros al momento. Es una de las zonas más seguras de Estados Unidos, con un perímetro de cuatro vallas consecutivas y un prado de 90 metros que rodea el depósito. 

La bóveda ha sido utilizada para almacenar los objetos más valiosos de Estados Unidos, no solo los cientos de lingotes de oro de forma trapezoidal estándar -aunque el tamaño de estos es el de un ladrillo-, que guarda en sus entrañas; sino que también ha protegido la Declaración de Independencia del país o la Carta Magna. Asimismo, ha custodiado tesoros de otras naciones como la corona del rey de Hungría, conocida como la Corona de San Esteban, recuperada por el Ejército norteamericano en 1945 y devuelta a su país por el presidente Jimmy Carter en 1978. Durante la Segunda Guerra Mundial muchos países llevaron a Fort Knox sus tesoros para que no fueran saqueados por los nazis.

Las instalaciones de Fort Knox, de 44.000 hectáreas de terreno, también acogen el Museo General George Patton, que muestra la historia de la caballería y de los blindados del Ejército de los Estados Unidos, y la «United States Army Armor School» (Academia de Instrucción de Blindados).

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