El elevado nivel de inflación y las correcciones que se esperan en el mercado durante 2022 van a soportar la demanda de oro como elemento de protección. Una demanda que también crecerá tanto por parte del sector joyero como de los bancos centrales. Además, pese a que se esperan subidas de tipos de interés para este año, la historia demuestra que sus efectos negativos sobre el oro son limitados.
Éstas son las principales conclusiones del informe Gold Outlook 2022, publicado el 13 de enero por el Consejo Mundial del Oro.
En dicho informe, los analistas de este organismo internacional señalan que, durante la mayor parte del año 2021, el oro ha vivido un tira y afloja entre varias fuerzas enfrentadas: “la incertidumbre relacionada con las nuevas variantes [del covid-19], combinada con el aumento de los riesgos de una inflación persistente y el rebote en la demanda global de consumo impulsaron hacia arriba al oro. En cambio, la posible subida de los tipos de interés y la fortaleza del dólar han sido los factores desfavorables”.
De cara a 2022, el informe apunta que la Reserva Federal tiene previsto endurecer su política monetaria, con la expectativa de realizar tres subidas de tipos de interés a lo largo del año.
“Un análisis de anteriores ciclos de endurecimiento de la política monetaria demuestra que la Fed suele ser al final mucho menos agresiva de lo que esperaban en principio los propios miembros del comité”, advierten desde el Consejo Mundial.
Por ello, históricamente el oro tiende a registrar una peor actuación durante los meses anteriores al comienzo de un ciclo de ajustes de la Reserva Federal, para registrar una significativa mejora en los meses posteriores a la primera subida de los tipos de interés, como se puede apreciar en el siguiente gráfico.
Además, el Consejo Mundial recuerda también que, aunque se pone mucho énfasis en la relación del oro con los tipos de interés en Estados Unidos, el metal precioso se mueve en un mercado global, “y no todos los bancos centrales van a moverse con tanta rapidez como la Reserva Federal”.
Por ejemplo, el Banco Central Europeo ya ha dejado caer que es “bastante improbable” que suban los tipos de interés durante 2022, y otros bancos centrales mantienen posturas muy cautas al respecto.
Inflación
Respecto a la inflación, el informe señala que “existen múltiples motivos por los que va a seguir siendo alta, en parte debido a las políticas monetarias y fiscales sin precedentes puestas en marcha para aliviar los efectos de la pandemia”.
En este sentido, desde el Consejo Mundial recuerdan que, históricamente, el oro ha registrado buenas actuaciones en entornos de inflación alta. Así, como puede verse en el siguiente gráfico, cuando la inflación ha superado el 3%, el oro se ha revalorizado un 14% de media.
Además, el hecho de que la inflación se vaya a mantener durante algún tiempo en niveles altos va a provocar que, independientemente de lo que hagan los bancos centrales con los tipos de interés nominales, los tipos reales (es decir, descontando la inflación) van a seguir estando en niveles muy bajos.
“Se trata de algo muy importante, ya que la actuación del oro a corto y medio plazo suele responder más a los tipos de interés reales, que combinan dos factores importantes de la revalorización del metal: el coste de oportunidad y el riesgo e incertidumbre”, apunta el informe.
Correcciones del mercado
A pesar de que casi han transcurrido dos años desde el inicio de la pandemia y los mercados de capitales mundiales han rebotado tras la caída que sufrieron en 2020, todavía existe la posibilidad de que se puedan producir correcciones esporádicas.
Según el Consejo Mundial, éstas podrían registrarse por diversos factores: la aparentemente interminable cadena de nuevas variables del virus; las crecientes tensiones geopolíticas internacionales; y las excesivas valoraciones de las acciones en un entorno de bajos tipos de interés.
“En este contexto, el oro puede ser una valiosa herramienta de gestión del riesgo con la que todo inversor debería contar. El oro tiene un importante historial a la hora de mitigar el impacto negativo de las correcciones bursátiles en periodos de riesgo sistémico”, concluyen.