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Investigadores escoceses descubren una nueva fórmula para reciclar el oro de los dispositivos tecnológicos

Teléfonos móviles desechados

Un grupo de investigadores de la Universidad de Edimburgo (Reino Unido) han desarrollado un nuevo método para extraer los metales preciosos que se utilizan como materia prima en los productos tecnológicos, una vez que éstos han finalizado su vida útil y son desechados.

Según la información publicada por el equipo de investigación, liderado por Jason Love, profesor de Química Inorgánica Molecular de la Universidad de Edimburgo, alrededor del 7% del oro mundial se encuentra dentro de estos productos tecnológicos desechados, de los que en la actualidad tan solo se recicla una tercera parte.

Se trata de una cantidad muy importante, ya que anualmente se generan más de 50 millones de toneladas de basura electrónica, una cantidad que va creciendo constantemente, debido a la continua renovación de estos dispositivos.

Apenas un 30% de esta basura electrónica llega a reciclarse, a pesar de que elementos internos de estos aparatos, como los circuitos electrónicos, pueden contener hasta un 40% de su peso en metales valiosos, como el cobre, el oro, la plata y el platino.

Unos metales que, además, se encuentran en concentraciones mucho mayores que en las minas: por ejemplo, según el profesor Jason Love, una tonelada de mineral de oro puede contener hasta cinco gramos de oro puro; sin embargo, una tonelada de teléfonos móviles desechados contiene hasta 300 gramos de este metal, además de ocho elementos químicos del grupo conocido como “tierras raras”, que incluyen el escandio, el itrio y los elementos del grupo de los lantánidos.

La recuperación de todos estos minerales procedentes de la basura electrónica cuenta con otras ventajas, además de la mayor concentración de metal que en las minas: la basura electrónica también incluye metales tóxicos como el plomo, el cadmio, el estaño o el arsénico, que podrían acabar en el subsuelo y en las aguas subterráneas si estos aparatos electrónicos usados no se reciclan adecuadamente.

Por tanto, las ventas de esta “minería urbana”, facilitada por las investigaciones llevadas a cabo en la Universidad de Edimburgo, son notables: ofrece mucho potencial para reducir el impacto medioambiental; tiene menores costes energéticos; permite conservar los recursos naturales; y proporciona unos recursos de los que se carece en el Reino Unido y en la mayoría de países europeos.

La investigación liderada por el profesor Jason Love ha permitido aislar un agente químico reactivo que es capaz de recuperar oro de gran pureza de varios tipos de aparatos electrónicos usados. Este compuesto permite recuperar el oro de manera selectiva, de entre la amalgama de metales que habitualmente contiene un teléfono móvil o una tableta.

El ‘modus operandi’ es sencillo: los circuitos impresos se sumergen en un ácido diluido que disuelve sus componentes metálicos. A esta solución se le añade un líquido aceitoso que contiene el compuesto químico desarrollado por los investigadores. Las moléculas de este compuesto atraen a las moléculas de oro, que se adhieren, formando pequeños concentrados de oro, que luego se extraen y se recuperan.

Con esta misma fórmula, el equipo de la Universidad de Edimburgo cree que se podrían recuperar también otros valiosos metales de la basura electrónica, como el paladio, el platino y el neodimio, además de metales más comunes como el cobre o el estaño, o incluso aislar metales tóxicos y peligrosos para el medio ambiente como el plomo o el cadmio.

El objetivo último de los investigadores es utilizar los resultados de este proyecto para crear un nuevo procedimiento de reciclaje de basura electrónica, respetuoso con el medio ambiente, y que podría ser utilizado de manera habitual por distintos operadores en los países industrializados.

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