Sigue la polémica en torno al proyecto de creación de una mina de oro en Pebble (Alaska, EEUU), una zona de especial protección medioambiental, considerada el santuario del salmón canadiense. Después de que la administración Obama se pronunciase en contra del proyecto y Trump diese luz verde, los últimos en oponerse han sido el propio hijo del actual presidente, Donald Trump Jr., y el candidato demócrata a la presidencia, Joe Biden.
El proyecto de mina de oro en Pebble (Alaska), lleva generando polémicas desde la presidencia de Barack Obama, quien otorgó a la región de Bristol Bay un estatus especial de protección medioambiental que garantizaba la preservación de la zona frente a los intentos de explotar comercialmente los abundantes recursos mineros (oro y cobre) de su subsuelo.
La llegada a la presidencia de Donald Trump trajo consigo la promesa electoral de revertir esa protección y autorizar la explotación de los recursos, lo que ha generado la oposición de numerosos colectivos y destacadas personalidades al proyecto encabezado por la compañía Northern Dinasty Minerals.
De momento, los gestores de la minera canadiense han advertido de que cualquier intento de revertir los permisos concedidos por la actual administración Trump, por parte de un hipotético Gobierno demócrata que salga de las elecciones presidenciales del próximo mes de noviembre, quedaría desacreditado por la decisión favorable de la Declaración de Impacto Medioambiental emitida el mes pasado por el Cuerpo de Ingenieros del Ejército de los Estados Unidos (USACE, por sus siglas en inglés).
Este informe, emitido el pasado mes de julio, superaba el último obstáculo que le quedaba a Northern Dinasty para el establecimiento de una mina de oro, cobre y molibdeno en la región de Pebble, casi dos décadas después de que comenzara a gestarse el proyecto.
La declaración emitida por la minera canadiense era la respuesta de Northern Dinasty a las declaraciones del candidato demócrata a la presidencia de los Estados Unidos, Joe Biden, quien se comprometió, si resulta elegido el próximo mes de noviembre, a paralizar el proyecto que se desarrolla en la región de Bristol Bay (Alaska).
Según Biden, el Partido Demócrata tendrá en cuenta el estudio realizado por la Agencia de Protección Medioambiental de los Estados Unidos (EPA) bajo la administración Obama, en 2014, en el que se proponía restringir el desarrollo en la región de Bristol Bay. Sin embargo, esas restricciones no terminaron de aplicarse.
Biden, quien competirá con Trump en las elecciones presidenciales estadounidenses de noviembre, señaló que “no es lugar para abrir una mina. La administración Obama-Biden llegó a esa conclusión tras un riguroso proceso científico en 2014 y hoy día seguimos pensando lo mismo. La única razón por la que seguimos debatiendo si la mina de Pebble debería salir adelante es porque la administración Trump decidió revertir nuestra meditada decisión horas después de que el antiguo administrador de la EPA, Scott Pruitt, se reuniera a puerta cerrada con un ejecutivo de la compañía minera”.
Hace apenas unos días, quien intervino en el debate fue el propio hijo del presidente, Donald Trump Jr., quien, en un raro ejemplo de desacuerdo público con su padre, publicó un tuit oponiéndose al proyecto apoyado por la administración Trump.
De aprobarse el proyecto, la mina de Pebble sería la más grande de Norteamérica, con unas reservas de cobre, oro y otros metales estimadas en más de 400.000 millones de dólares.
La principal preocupación de los demócratas y conservacionistas es que el lugar de la mina se encuentra en la cabecera de los ríos que alimentan a la Bahía de Bristol, una conocida reserva de salmones, situada a 200 millas al sudoeste de Anchorage, la capital de Alaska.
Desde la compañía minera aseguran que la explotación no va a tener ningún impacto en los salmones de la Bahía de Bristol ni en ninguna otra colonia de peces.