El banco de inversión estadounidense JPMorgan ha obtenido unos ingresos récord de cerca de 1.000 millones de dólares gracias a los metales preciosos en lo que llevamos de 2020. Los ingresos de sus divisiones de trading, custodia y financiación de metales preciosos lo sitúan como el líder de la banca de inversión en este apartado, a considerable distancia del segundo.
Según informa en exclusiva Reuters, el banco de inversión estadounidense JPMorgan ha ingresado casi 1.000 millones de dólares en lo que llevamos de año, gracias a sus negocios relacionados con los metales preciosos, que incluyen tanto el trading como la custodia o financiación de los mismos.
La crisis del Covid-19 ha generado un entorno muy propicio para el negocio de oro, plata y otros metales preciosos de los bancos de inversión, al aumentar notablemente la demanda de los inversores y alterarse el funcionamiento habitual del mercado.
De ello se ha aprovechado en especial JPMorgan, cuyos ingresos en esta área representan al menos la mitad de los 1.700-2.000 millones de dólares que, a mediados de noviembre, estimaba la consultora McKinsey CIB Insights que generaría el negocio conjunto de metales preciosos, en su mayoría oro, de los 10 mayores bancos de inversión en 2020.
Según las fuentes citadas por Reuters, la división de commodities de JPMorgan podría alcanzar unos ingresos de más de 1.500 millones de dólares este año, lo que le permitiría disputarle a Goldman Sachs el liderazgo en este apartado.
Como señala el analista George Kuznetsov, de McKinsey CIB Insights, los bancos de inversión rara vez han ingresado de forma individual más de 1.000 millones de dólares por su negocio de commodities en los últimos años, y ninguno ha obtenido más de 600 millones en un solo año con el negocio de metales preciosos.
Una cifra que este año ha logrado superar JPMorgan, el mayor banco de los Estados Unidos y uno de los más grandes del mundo. JPMorgan opera en el mercado mundial de metales preciosos y sus actividades abarcan desde la venta de lingotes a la de derivados, pasando por la custodia de metales preciosos en sus cámaras acorazadas y el negocio de compensación en Londres, el principal mercado mundial.
A ello ha contribuido el renovado interés de los inversores por el oro y la plata, especialmente en Europa y los Estados Unidos, ante la crisis económica generada por la pandemia y el temor a que las medidas adoptadas por los bancos centrales (como la impresión de moneda), puedan provocar la devaluación de otros activos.
Este aumento de la demanda ha sido uno de los factores que ha conducido al oro a superar los 2.000 dólares la onza a principios de agosto pasado.
Además, JPMorgan y sus clientes se han beneficiado de la situación generada en el mercado de futuros COMEX de Nueva York, que sufrió problemas de suministro de metales en los meses posteriores a que se declarara la pandemia y tuvo que buscar nuevas fuentes de suministro de oro físico con el que respaldar los contratos.
Según los datos de CME Group, compañía que gestiona el COMEX, los clientes de JPMorgan acapararon un tercio de las operaciones con lingotes de oro registradas en octubre en este mercado, y más de dos quintas partes en junio.
El hecho de ser uno de los mayores bancos del mundo le permitió obtener y transportar el metal en grandes cantidades, mientras que operadores más pequeños no tenían capacidad para ello.
Aunque el volumen de beneficio se va a reducir conforme las operaciones en el COMEX regresen a la normalidad, el alto precio del oro y el interés de los inversores va a seguir haciendo rentable este negocio.