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La caída de las reservas y la baja rentabilidad amenazan a la minería de oro

Apenas el 60% de las reservas potenciales de oro que se van a extraer durante los próximos años va a propiciar una rentabilidad del 12%, a un precio de 1.300 dólares la onza, según las conclusiones de una reciente convención minera celebrada en Toronto (Canadá).

Según explican desde Mining Weekly, las perspectivas de futuro del negocio de la minería de oro se presentan cada vez más complicadas: con la producción minera alcanzando su pico este año 2018 y la escasez de nuevos hallazgos que suplan a los yacimientos que se van agotando, el sector se encamina hacia un progresivo declive estructural.

Desde la consultora Wood Mackenzie apuntan a los recortes en los programas de exploración que tuvieron lugar entre 2011 y 2015, en un momento de bajada de precios del oro, como desencadenantes de la actual escasez de futuras reservas que aqueja hoy al sector. La falta de inversiones en proyectos de exploración que garantizaran futuras reservas ha sido un fenómeno crónico en el sector de la minería de oro durante los últimos años, que ha preferido centrarse en el presente en vez de trabajar para el futuro.

En este sentido, algunos de los mercados más maduros del sector, como Sudáfrica y, en menor medida, Australia, están experimentando un declive estructural, ya que sus minas son cada vez más profundas, más alejadas, con menor concentración de mineral y mayor complejidad de operaciones.

Para Vince Madden-Scott, analista de Wood Mackenzie, “la escasez de nuevos hallazgos es una amenaza latente. Muchas compañías recortaron presupuesto en el área de exploración durante la crisis para mantener sus márgenes y esquilmaron sus yacimientos, lo que fue contraproducente, ya que los recursos de la tierra no son ilimitados. Por ello, esperamos que se produzca un declive significativo y pronunciado de la producción”.

Un dato que apunta esta tendencia es el hecho de que la vida media de una mina de oro ha descendido desde los 14 a los 11 años desde 2012, además de que los proyectos de futuro son de menor calidad que los actuales. Como señala el analista, “la despensa está casi vacía”.

Solo Canadá parece escapar a este declive: entre 2017 y 2022, se espera que el país lidere el crecimiento de la producción mundial, como resultado de sus programas de inversión en exploración y de su estricto marco regulatorio, que ha apoyado esta área. Para 2022, Australia será el segundo mayor productor mundial de oro, por detrás de China, incrementando su producción en un 80% anual o 153 toneladas, para un total anual de unas 350 toneladas.

Por el lado contrario se encuentra Tanzania, cuya producción de oro va a caer un 67%, unas 37 toneladas, hasta apenas 20 toneladas anuales. Tanzania es, según Wood Mackenzie, un ejemplo de lo que puede suceder cuando la regulación arruina el negocio.

La consultora destaca también que la industria volvió a experimentar una escalada de costes en 2017, después de varios años, que se debió a la presión inflacionaria y al crecimiento de los costes en las minas. Sudáfrica y Australia, nuevamente, se sitúan en la parte más alta de la curva de costes.

Según el analista, las compañías mineras mundiales están registrando amplios márgenes con los actuales precios del oro, aunque éstos están vinculados a los costes: si el precio sube, los costes tienden a subir también.

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