Entre las múltiples aplicaciones que tiene el oro en numerosas disciplinas están las relacionadas con la ciencia médica. En este sentido, el metal precioso cumple un importante papel en los llamados Objetivos de Desarrollo Sostenible establecidos por Naciones Unidas. En concreto, con el apartado tercero, relacionado con la salud y el bienestar.
En un reciente informe publicado por el Consejo Mundial del Oro, este organismo internacional describe las aportaciones que el metal precioso hace para el cumplimiento del tercero de los Objetivos de Desarrollo Sostenible para 2030 establecidos por la Asamblea General de las Naciones Unidas, en 2015, relativo a la salud y bienestar de la población.
Uno de los apartados de este tercer objetivo se refiere a la investigación y desarrollo de vacunas y medicamentos para las enfermedades, contagiosas o no, que afectan principalmente a la población de los países en vías de desarrollo.
Como explica el informe, el oro, además de ser un metal precioso de inversión, también desempeña un papel importante en el sector de los diagnósticos médicos. Ya hemos hablado en otras ocasiones de los llamados ensayos de flujo lateral (LFA, por sus siglas en inglés) y la importancia que los metales preciosos, en aquel caso la plata, tenían en su fabricación.
Estos dispositivos de diagnóstico utilizan nanopartículas de oro como indicador para emitir un resultado positivo o negativo. Los tests de embarazo son el ejemplo más común.
Se trata de unos dispositivos precisos, portátiles y de coste reducido (pese a contener una pequeña cantidad de oro) que son utilizados de manera intensiva por numerosas comunidades en todo el mundo, no solo para detectar embarazos, sino también enfermedades potencialmente mortales como la malaria, el SIDA o la sepsis.
Como señala el informe del Consejo Mundial del Oro, “la llegada de la pandemia de covid-19 ha puesto a este tipo de tecnologías en el primer plano, debido a la necesidad imperiosa de contar con una herramienta de diagnóstico rápida y precisa, que detecte los brotes. Al comienzo de la pandemia se crearon unas herramientas más complejas, que precisaban de análisis de laboratorio y que, aunque eran muy precisas, presentaban problemas de capacidad, debido al creciente número de personas que debían someterse a ellas, lo que retrasaba el plazo de comunicación de resultados a niveles inaceptables. El posterior desarrollo de tests de antígenos realizados con oro ha ayudado a aumentar la capacidad de diagnóstico, aliviando la presión sobre los laboratorios en todo el mundo”.
Según los datos del Consejo Mundial del Oro, en estos momentos existen más de 300 tests de antígenos diferentes para detectar el covid-19, ya en desarrollo o certificados para su uso. Cada uno de ellos se encuentra en una fase diferente de desarrollo o aprobación, en numerosos países de todo el mundo.
“Muchos ya han demostrado ser una herramienta muy valiosa en la lucha contra el covid-19 y la mayoría de ellos utilizan oro entre sus componentes. Afortunadamente, estos test son lo suficientemente asequibles como para que hayan llegado también a los países con ingresos medios o bajos”, señala el informe.
La importancia y escala mundial de estos ensayos de flujo lateral se pone de relieve atendiendo al número de LFA elaborados solo en 2019 para detectar la malaria: más de 350 millones de unidades.
Para 2021 se espera que se distribuyan miles de millones de ellos, diseñados para detectar múltiples enfermedades, que alcanzarán a una gran parte de la población mundial.
“El rápido desarrollo de los tests de antígenos para detectar el covid-19 se debe, en parte, a la fiabilidad que ofrece el oro que contienen estos dispositivos. El metal precioso es la base de una tecnología que lleva el diagnóstico médico fiable y económico a muchas comunidades en todo el mundo”, apunta el informe del Consejo Mundial.
Nanotecnología y medicina
Otra aplicación del oro en el apartado de la salud y bienestar se centra en la llamada nanotecnología, una disciplina que está propiciando considerables avances para enfrentarnos a algunos de los mayores desafíos actuales.
“La idea de destinar pequeñas cantidades de materiales específicamente creados para resolver problemas concretos es el auténtico Santo Grial de la medicina, y el oro desempeña un papel cada vez más importante en ello. Muchas compañías han reconocido el potencial de las nanopartículas de oro en la medicina, debido a su estabilidad, facilidad de modificación y funcionamiento, y, los más importante, la seguridad que ofrecen al administrarse a los seres humanos. Muchas empresas innovadoras están siguiendo diferentes caminos para incorporar las nanopartículas de oro en sus tratamientos”, apunta el informe.
Las nanopartículas de oro son valoradas por ser el vehículo ideal para transportar medicamentos hacia los vasos sanguíneos que se encuentran en los tumores cancerosos. Varias compañías, como Cytimmune Sciencies o Cancer Researck UK ya han realizado ensayos clínicos satisfactorios con este tipo de materiales.
Otra propiedad interesante que tienen las nanopartículas de oro es que pueden calentarse con rapidez utilizando rayos láser de una longitud de onda adecuada. Los investigadores han tratado de sacar partido a esta propiedad en la lucha contra el cáncer, concentrando un número adecuado de nanopartículas de oro en un tumor, para destruirlo sin necesidad de medicamentos o cirugía.
Este método se conoce como ‘ablación térmica’ y es la base de la actividad de una compañía de nueva creación como Nanospectra Biosciences, que ya está realizando experimentos en los Estados Unidos.
Las nanopartículas de oro también resultan útiles en el desarrollo de nuevas vacunas. Compañías como Emergex las utilizan como sistema de transporte en sus vacunas, destinadas a un amplio abanico de enfermedades como el dengue, la fiebre amarilla o el virus del Zika.