La subida de la inflación y el intento fallido de subir los tipos de interés por parte de los bancos centrales va a desencadenar una ‘década de la escasez’ que será el entorno perfecto para que el precio del oro se dispare hasta los 10.000 dólares la onza y el de la plata, hasta los 500 dólares.
Ésta es la arriesgada profecía de Leigh Goehring, socio director de la compañía estadounidense de inversiones Goehring & Rozencwajg Associates, en una reciente entrevista con Kitco News.
En su opinión, la inflación podría escalar el año que viene hasta el 9% en los Estados Unidos y el panorama podría empeorar: “nos estamos acercando a un momento de explosión del precio del oro. Estoy convencido de que la inflación no va a desaparecer. Va a seguir siendo un problema. Incluso podría tener un lugar un evento inesperado en relación con ella, como una crisis del petróleo, del gas natural o de la agricultura”.
Esta misma semana, el recién confirmado presidente de la Reserva Federal estadounidense, Jerome Powell, alarmó a los mercados dejando caer la frase de que “la inflación es transitoria” y asegurando que la Fed debatirá, en su reunión de diciembre, si acelera el ritmo de la retirada del programa de ayudas.
La tasa de inflación acumulada en los Estados Unidos subió en octubre pasado hasta el 6,2%, por lo que Goehring considera que “la Fed se va a ver obligada a subir los tipos de interés. El banco central lo intentará, pero va a provocar tales estragos que tendrán que parar. Como consecuencia, el oro sufrirá al principio una corrección, pero será el retroceso final antes de emprender una subida espectacular”.
Según el analista, existen muchas similitudes entre la situación actual y la que tuvo lugar a finales de la década de los 60 y principios de los 70 del pasado siglo. En aquel momento la inflación estaba subiendo entre un 5 y un 6% anual, igual que ahora. Y en 1973 se produjo el evento inesperado: el embargo de petróleo y la consiguiente crisis.
Como recuerda Goehring, “el precio del barril de petróleo subió de cuatro a 15 dólares de un día para otro, lo que desencadenó un pánico a la inflación entre los consumidores. La Fed subió radicalmente los tipos de interés. El oro se pasó los dos años siguientes cayendo de precio y tocó fondo en 1975. Esta vez, en cambio, la Fed va a tener que renunciar a subir los tipos, porque va a ser muy doloroso para todos”.
Ése será el escenario perfecto para el oro. Goehring espera que el precio del metal alcance los 10.000 dólares la onza a finales de esta década. La plata también se sumará a la subida y cotizará a unos 500 dólares la onza.
“Va a ser la década de la escasez y todo el mundo se va a empobrecer, excepto quienes posean oro y plata físicos”, advierte el director de la compañía de inversiones.
De momento, en 2021 el oro sigue en fase de correcciones tras haber alcanzado un nuevo máximo histórico el año pasado, ocasión que están aprovechando los inversores a largo plazo para comprar.
“El oro no ha tenido su mejor actuación durante este año y creo que esta situación continuará durante otros seis meses al menos. Pero los interesados en el oro a largo plazo ya están comprando, tanto oro físico como acciones [de compañías mineras], porque están más baratos que nunca”, concluye.