Si el año 2019 ha resultado positivo para el oro, los factores que han apoyado su subida a lo largo de los últimos 12 meses van a seguir estando vigentes en el nuevo año, por lo que todo apunta a que 2020 va a seguir presenciando una revalorización del metal precioso.
En un artículo publicado en el último número de la revista The Northern Miner, Ronald-Peter Stoeferle, gestor de fondos de Incrementum AG asegura que el rally del oro que hemos presenciado desde el verano de 2019 va a tener su continuidad durante el año que viene.
En 2019, el oro ha alcanzado sus precios máximos históricos en multitud de divisas, como el dólar estadounidense o el dólar australiano. Los factores que han apuntalado esta subida en los últimos meses van a seguir vigentes en el nuevo año.
Según Stoeferle, estos factores son los tipos de interés negativos, el crecimiento de la deuda y el renovado interés de los bancos centrales por el oro, además de una inflación creciente y una ralentización del crecimiento económico o, incluso, una recesión.
Como explica el gestor de Incrementum AG, una subida de la inflación tendría un tremendo impacto en el mercado de bonos y alejaría de este mercado a los inversores, atrayéndoles hacia el oro, un reconocido elemento de protección frente a la inflación.
En cuanto a la ralentización del crecimiento económico tanto en Europa como en Estados Unidos y China, constituye un importante factor favorable a la subida del precio del oro. Como señalan desde Incrementum AG en su informe anual In Gold We Trust 2019, el oro ha resultado ser una excelente alternativa a la caída de los índices bursátiles, “por lo que no hay razón para pensar que no volverá a comportarse así en caso de una nueva recesión”, apunta Stoeferle.
Bancos centrales
Uno de los cambios más destacables que ha tenido lugar respecto a la percepción del oro tiene como protagonistas a los bancos centrales. El sector oficial ha pasado de considerar el oro como una “reliquia bárbara” y reducir sus reservas de metal por considerar que el oro no ofrece rendimientos, a lanzarse de nuevo a la compra de lingotes.
“La crisis de 2007-2008 lo cambió todo. En 2008, los bancos centrales abandonaron su condición de vendedores netos y pasaron a convertirse en compradores netos de oro, una tendencia que ha continuado desde entonces”, afirma el responsable de Incrementum AG.
En el año 2018, el sector oficial registró unas compras de 657 toneladas, la mayor cifra desde 1971, y la cifra del tercer trimestre de 2019 permite aventurar un nivel similar para este año.
El deseo de contar con una mayor independencia con respecto al dólar estadounidense ha sido la principal motivación de los bancos centrales de países como Rusia y China, que se encuentran entre los mayores compradores.
En este sentido, Stoeferle destaca también una tendencia al “nacionalismo de las reservas” por parte de muchos países, que está cristalizando en un interés por repatriar la mayor parte de sus reservas a su propio territorio, desde las cámaras acorazadas del Banco de Inglaterra, el mayor custodio mundial de oro.
El responsable de Incrementum señala que “no se espera que ninguna de estas tendencias revierta en 2020. Las tensiones geopolíticas persisten, al menos hasta las elecciones presidenciales en Estados Unidos, e independientemente de que Trump renueve su mandato”.
Su conclusión es muy optimista para el oro: “teniendo en cuenta que el oro ha sobrepasado el nivel de resistencia psicológico, situado entre los 1.360 y los 1.380 dólares la onza, confiamos en que el precio del oro en dólares se acerque a su máximo histórico. Porque la fiesta del oro apenas acaba de empezar”.