En 2007 la Royal Canadian Mint (Real Casa de la Moneda de Canadá) acuñó una Hoja de Arce, la primera moneda mundial con un valor nominal de un millón de dólares y peso de 100 kilos de oro puro. Tres años después, en junio de 2010, la prestigiosa casa de subastas austriaca Dorotheum subastó el gigantesco bullion por algo más de 4 millones de dólares y lo adquirió una empresa española.
La Royal Canadian Mint acuñó con maestría extraordinaria una moneda de 100 kilos de peso de oro de 99999 milésimas de oro puro, equivalente a 3.215 onzas, con un diámetro de 50 centímetros de diámetro y 3 centímetros de espesor, representando el motivo central del popular bullion Hoja de Arce. Su valor nominal, nada menos que 1 millón de dólares canadienses.
La idea de la moneda se concibió originalmente como una pieza central para promover la nueva línea de la Royal Canadian Mint de monedas de inversión de oro con pureza de 99999 milésimas.
Se acuñaron seis de estas gigantescas piezas de las que cinco fueron compradas por inversores de todo el mundo: Emiratos Árabes, Japón, Estados Unidos, Alemania.
La última moneda se vendió en una subasta pública por 3.270.000 millones de euros (4,02 millones de dólares) en una subasta en Viena en la casa de subastas Dorotheum.
Esta espléndida moneda fue prestada en el Kunsthistorisches Museum Wien, hogar de una de las colecciones numismáticas más grandes del mundo, antes de que Dorotheum la adquiriera.
Fue el 25 de junio de 2010, cuando la hasta entonces moneda de oro más grande del mundo, se vendió en subasta pública. El martillo cayó cuando la puja más alta sobrepasó los 4 millones de dólares, cantidad inimaginable cuando salió de la prensa especial acuñadora de la Ceca de Ottawa donde se produjo el extraordinario bullion.
El alto precio alcanzado por la moneda de oro más grande del mundo en esa época, de 3.270.000 euros, fue influenciado en gran medida, como se esperaba, por el precio tan alto del oro que había alcanzado ese año.
La moneda fue comprada por la entonces empresa española Oro Direct, la comercializadora de metales preciosos más grande que había en la península, cuya sede central estaba en Valencia.
La empresa, dirigida por Miroslav Schopoff estaba controlada en un 49 por ciento por el fondo holandés IPCM, y se dedicaba a la venta de lingotes de oro procedentes de la refinería Argor Heraeus y de bullion distribuidos por la austriaca Schöller Münzhandel. Aunque su verdadero negocio era la compra de joyas y chatarra de oro procedentes de las tiendas de “Compro Oro” de toda España que enviaba a Suiza para su fundición.
En febrero de 2012 fue intervenida por la Policía Judicial por orden de la Audiencia Nacional, por un presunto caso de blanqueo de capitales, falsificación documental, fraude fiscal y organización criminal entre otros delitos. Cerraron todas sus oficinas en España y nunca más se supo del paradero de tan majestuoso bullion de 100 kilos de oro puro.