La subida de precio del paladio en los últimos años, hasta convertirse en el metal precioso más caro (con permiso del rodio), ha puesto en un compromiso a la industria del automóvil, su principal demandante. El encarecimiento del metal ha llevado a plantearse la posibilidad de sustituirlo por el platino, que ahora está más barato. Pero hoy por hoy, esa sustitución es tecnológicamente imposible.
El paladio y el platino son dos metales con una demanda muy alta por parte de la industria del automóvil, que los utiliza para la fabricación de los catalizadores con los que se controlan las emisiones de gases contaminantes. El primero se utiliza en los motores de gasolina y el segundo, en los diésel.
Lo sucedido en esta industria durante los últimos cuatro años tiene mucho que ver con la evolución del precio de ambos metales: desde 2015, cuando se produjo el llamado “dieselgate” (la manipulación por parte de Volkswagen de los tests de emisiones contaminantes en sus vehículos diésel), la cuota de mercado de estos motores, antes dominantes en Europa Occidental, ha caído en picado, hasta descender por debajo del 50%, en beneficio de los motores de gasolina.
Éste es uno de los factores por los que el platino, cuyo precio era muy superior al de oro hace unos años, está rozando mínimos históricos, superando a duras penas los 800 dólares la onza.
En cambio, el aumento de cuota de mercado de los vehículos de gasolina ha disparado la demanda de paladio que, con una producción muy limitada, ha visto cómo subía su precio hasta superar al del platino e, incluso al del oro.
En la actualidad, el precio del paladio supera ampliamente los 1.500 dólares la onza y se ha revalorizado un 22% en lo que llevamos de año, superando al platino en 1,9 veces, por primera vez en 20 años.
Esto ha llevado a algunos fabricantes de automóviles a plantearse la posibilidad de sustituir la carga de paladio por platino en los catalizadores de los motores de gasolina, aprovechando que su precio actual es casi la mitad de aquél.
Sin embargo, esta posibilidad no parece factible, hoy por hoy, debido a las propiedades químicas del paladio. Según afirma Jim Gallagher, CEO de North American Palladium, en una entrevista de Bloomberg, “no esperamos que se produzca una sustitución significativa de paladio por platino. Técnicamente, el platino no ofrece resultados tan buenos como el paladio en términos químicos y de temperatura en un convertidor catalítico moderno”.
Además, el factor suministro también resulta importante: según el ejecutivo de la minera estadounidense, los productores de platino no tienen suficiente capacidad para cubrir la demanda adicional por parte de los fabricantes de automóviles que quieran dejar de usar el paladio.
Por su parte, desde la consultora especializada en metales preciosos Metals Focus, su director, Nikos Kavalis, señala también a Bloomberg que no ven factible por el momento la sustitución de paladio por platino: “creemos que aún pasarán dos o tres años antes de que se pueda llevar a cabo”.
Tampoco ven cercana la sustitución de metales en los catalizadores desde Johnson Matthey, compañía británica especializada en metales del grupo del platino. En un informe reciente señalan que por el momento hay pocos indicios de que las compañías estén listas para hacer el cambio, incluso en Japón, donde las empresas de automóviles tienen experiencia en los catalizadores de platino.
A pesar de la caída de las cifras de ventas de automóviles en China, Europa y Norteamérica, la demanda de paladio no se está resintiendo, ya que el endurecimiento de la regulación sobre emisiones contaminantes provoca que las compañías sigan aprovisionándose de este metal.