El cambio climático constituye uno de los principales problemas a los que se enfrenta el mundo en la actualidad. La industria del oro constituye una importante parte en la solución de este problema, ya que es una intensa consumidora de energía y, por tanto, responsable de parte de las emisiones que lo provocan, aunque en una medida inferior a la de otros metales.
Para analizar el impacto de la industria del oro en el cambio climático y las posibles soluciones que puede aportar, el Consejo Mundial del Oro ha publicado el informe “Oro y cambio climático”.
En su introducción, el informa señala que “el oro es uno de los más importantes activos de inversión y cada vez un mayor número de inversores lo incluye en sus carteras”.
Desde el Consejo Mundial del Oro reconocen la necesidad de profundizar en cuestiones como el perfil de las emisiones de gases de efecto invernadero (la “huella de carbón” del oro), en comparación con otros sectores; las implicaciones que pueden existir para los inversores que se preocupan por el cambio climático; los esfuerzos realizados hasta ahora por la industria para reducir las emisiones; y el papel que el oro puede desempeñar en la mejora de la eficiencia energética y en la adopción de las tecnologías de energías renovables.
El informe pone de relieve, entre sus principales conclusiones, que las emisiones totales de gases de efecto invernadero por parte de la industria del oro son significativamente menores que las de otros productos de la minería como el acero, el aluminio o el carbón.
Además, el oro tiene también una intensidad menor de emisiones que la mayoría de metales, en términos de ratio por dólar, a pesar de que cuenta con una mayor intensidad en términos absolutos.
Por otro lado, el informe constata también que la industria del oro ya está adoptando medidas para hacer frente a los riesgos asociados con el cambio climático. De hecho, el propio oro puede desempeñar un importante papel en las tecnologías que contribuyen a facilitar la transición hacia una economía con menor uso del carbón.
El informe analiza las emisiones de gases de efecto invernadero de la industria en sus procesos de producción, desde la extracción al refinado, incluyendo las emisiones indirectas derivadas del uso de la electricidad, pero no contempla otras emisiones indirectas derivadas de usos secundarios del oro, como muestra el siguiente gráfico:
En cuanto a las emisiones en sí, el informe revela que, en la industria del oro, la mayor parte de las emisiones de gases de efecto invernadero se produce en los procesos de extracción (31,1% del total), procesado del mineral (28,3%) y fundido (40,6%).
Esto se debe a la propia geología del oro, que es un metal muy escaso y se encuentra en concentraciones de entre 1 y 6 gramos por tonelada de mineral frente a, por ejemplo, los más de seis kilos por tonelada que es la concentración del cobre.
Además, el oro no precisa una cantidad relativamente alta de energía para terminar el producto.
Según el informe, la extracción de oro genera un mayor volumen de emisiones que otros metales, en cifras por toneladas producida: 38.100 toneladas de CO2 por tonelada de oro.
Sin embargo, el oro es un metal muy escaso, con una producción anual muy reducida, en comparación con otros metales, por lo que la cifra absoluta de emisiones es mucho menor: 124 millones de toneladas de CO2, frente a los 3.749 millones de toneladas que desprende la industria del acero.
Al tratarse de un elemento muy valioso, en términos de emisiones por unidad monetaria, el impacto del oro es mucho menor: 0,9 kilogramos de CO2 por dólar, frente a los 10,02 kilogramos por dólar del aluminio.
Entre las conclusiones que extrae el informe del Consejo Mundial del Oro está el hecho de que, a pesar de que las emisiones son relativamente bajas en términos de valor, las actuales minas requieren una significativa cantidad de energía en términos absolutos.
Por ello, la industria está comprometida con la reducción de la cantidad de energía que consume y de la emisión de gases de efecto invernadero.
Por último, un dato curioso que ofrece el informe: la intensidad de las emisiones de estos gases por parte de la industria del oro es comparable a la de la economía global en su conjunto.