El factor que actualmente resulta más determinante para los analistas a la hora de valorar la evolución futura del precio del oro es, sin duda, la inflación. El último dato del IPC estadounidense situaba ésta por encima de las previsiones de la Reserva Federal, que sigue considerándola como “transitoria”. Sin embargo, algunos expertos creen que, si se dispara, el oro podría superar los 2.000 dólares la onza y acercarse a los 3.000.
Como explica Adam Trexler, fundador y presidente de Valaurum, en una entrevista concedida a Kitco News, la inflación es el riesgo más significativo al que se enfrentan ahora mismo los inversores, por lo que es el momento adecuado de recurrir a activos refugio como el oro.
“El mejor momento para comprar oro es antes de una crisis. Ahora mismo es un buen momento para que la gente acumule oro, porque, en caso de que la inflación se dispare, creemos que el precio subirá aún más”, señala Trexler.
Según el fundador de Valaurum, “va a aumentar el gasto público y cada vez hay más presión para que [la Reserva Federal] ignore la preocupación sobre la inflación para alcanzar sus objetivos. La Fed va a reaccionar con lentitud, lo que es la fórmula perfecta para que la inflación se dispare”.
En su opinión, la inflación podría alcanzar el 10%, lo que perjudicará a los ciudadanos que cuenten con unos ingresos fijos y complicará la posibilidad de que ahorren lo que, a la larga, les supondrá una pérdida del poder adquisitivo y de su patrimonio.
Al mismo tiempo, se incrementará la distancia entre la inflación y los salarios, lo que podría conducir a una caída de la riqueza social, lo que siempre es un factor de descontento social.
Por ello, Trexler recomienda a los inversores protegerse con oro: “quienes no equilibren su cartera de inversión con metales preciosos y activos diversificados corren un riesgo individual real en casos de inflación como el actual”.
Dado que los mercados de capitales están en un buen momento y podrían exponerse muy pronto a una corrección, el fundador de Valaurum recomienda a quienes hayan invertido en acciones recoger parte de sus beneficios y diversificar su cartera de inversión: “se trata de aumentar la diversificación, tomar posiciones más defensivas y destinar una mayor parte de los fondos al oro, al dinero en efectivo y a los activos refugio”.
En la entrevista, Trexler ha subrayado también el papel que desempeña el oro como elemento de protección: “el oro se usa en todo el mundo para proteger las economías nacionales frente a los riesgos de las divisas. La India y China lo usan con este objetivo, y también los países sudamericanos. Los inversores recurren a él en tiempos de crisis, como vimos durante la crisis de 2008 y la del año pasado, provocada por la pandemia. En esos momentos, es cuando ofrece su mejor revalorización y se comporta de forma anticíclica”.
Por otro lado, Trexler ha citado también otros factores que van a ser determinantes para el precio del oro: la demanda de inversión por parte de los países occidentales y el aumento del consumo de joyería de oro en Asia, factores que van a incrementarse hacia finales de año.
“Si el consumo de oro por parte del sector joyero aumenta, lo que creo que sucederá hacia finales de año, y también lo hace la demanda de inversión en los países occidentales, será la combinación perfecta para que se produzca una importante subida del precio del metal”, afirmó.
En su opinión, “con la inflación que viene, es probable que veamos cómo el precio del oro supera los 2.500 dólares la onza. Pero también se va a producir una devaluación del dólar, que es difícil de predecir. Si la inflación sube por encima del 10%, el precio del oro en dólares será mucho más alto. No creo que sea imposible llegar a los 3.000 dólares la onza. Y en caso de un escenario de hiperinflación, el precio será mucho más alto”.