Un nuevo peligro se cierne sobre la capacidad económica de los jubilados españoles, ya que la inflación ataca de nuevo al haber superado el pasado mes de noviembre una décima respecto a meses anteriores, colocándose el IPC en un 1,7%, según datos del Instituto nacional de Estadística INE.
Este 2017 va camino de convertirse en annus horribilis acusando pensionistas, funcionarios y asalariados una fuerte pérdida de poder adquisitivo, sobre todo los primeros ya que los precios están superando al alza siete veces más que la pensión que cobran.
Desde el pasado año, cuando los precios subieron un 1,6% interanual en diciembre de 2016 es cuando los sectores, como funcionarios y asalariados, comenzaron a notar con más fuerza el aumento del coste de la vida. De tal manera que a principios de 2017 la inflación se disparó hasta un 3%, temiéndose lo peor para el resto de los 11 meses que restaban para finalizar, si bien el Gobierno consiguió bajar y estabilizar estas cifras en el segundo semestre.
Con el enorme problema de la situación política y social en Cataluña, desde la Moncloa calculan que el alza del IPC cerrará este año en el 2%, debido a que diciembre puede suponer una subida del 0,4% si se mantiene el aumento de precios, como el de los carburantes, entre otros bienes de consumo.
Los funcionarios vienen arrastrando desde el inicio de la crisis económica, aquella que en 2008 aún no quería reconocer el expresidente socialista Rodríguez Zapatero, nada menos que un 20% de pérdida de poder adquisitivo.
Por lo que se refiere a los asalariados en general sufren de igual manera las embestidas de la inflación, ya que en los convenios laborales habían pactado un 1,45% de subida para este año, que ahora quedan por debajo de la realidad.
Las subidas del precio de los carburantes, del gasóleo para calefacción y de la vivienda, han influido notablemente en este repunte interanual del IPC, según el INE.
No cabe duda que esta situación que afecta a jubilados, funcionarios y colectivos laborales en general, se convierte en una tenaza que asfixia sus bolsillos, con el resultado de adentrarse en las Navidades con un menor poder adquisitivo.
Por el contrario, aquellas personas que confiaron una vez más en los metales preciosos, en el oro en concreto, llevan asistiendo durante este 2017 a una moderada y continua subida de su precio.
El mercado, el London Bullion Market Association, abrió el 3 de enero con un precio de 1.148,65 dólares la onza. En su recorrido llegó a alcanzar los 1.350,90 dólares onza el 8 de septiembre, para situarse en la actualidad (15 de diciembre) en 1.261 dólares con una previsión de aumento hasta el día 31, con lo que el oro habrá tenido una andadura de ganancias cercana a los 122 dólares por onza. Se trata de una ganancia mínima en 2017 de algo más de un 11%.
En cuanto a un metal precioso menos conocido, aunque de gran uso industrial, el paladio, su trayectoria en 2017 ha sido espectacular, con un aumento de casi un 50%, ya que arrancó el 3 de enero con un precio de 684 dólares la onza y en la actualidad cotiza a 1.008 dólares, con unas ganancias de 324 dólares a fecha del 15 de diciembre.
Una vez más los metales preciosos se convierten en valor refugio para mantener y hasta superar el poder adquisitivo de nuestros bolsillos.