Durante los últimos diez años, las compañías mineras han invertido 54.300 millones de dólares en labores de exploración que les permitan encontrar nuevos yacimientos de oro. Una cifra que es casi un 60% superior a los 32.200 millones de dólares que se habían invertido durante los 18 años anteriores.
A pesar de que estos presupuestos de exploración ya no alcanzan el máximo de la década, que se registró en el año 2012, todavía se encuentran en niveles históricamente altos. Unos niveles que, sin embargo, no han permitido incrementar el número de descubrimientos con respecto al periodo anterior, según se revela en un reciente informe de S&P.
Según S&P, en la última década se han descubierto 41 nuevos yacimientos, de los que se han extraído 215,5 millones de onzas de oro (6.702,8 toneladas). En cambio, en los 18 años anteriores se encontraron 222 yacimientos, que produjeron en total 1.730 millones de onzas de oro (53.809 toneladas).
Las previsiones para la próxima década mejoran las cifras de los últimos diez años, aunque no alcanzan las de la etapa anterior: según los analistas de S&P, en los próximos años el oro procedente de nuevos descubrimientos se elevará a unos 363 millones de onzas (11.290 toneladas).
El estudio de S&P Global Market Intelligence incluye todos los yacimientos que contengan más de un millón de onzas de oro (31,1 toneladas) entre producción y reservas, o más de dos millones (62,2 toneladas) entre reservas, recursos y producción.
Otro de los hechos que se destaca en el informe es que la cantidad de oro que se extrae anualmente de los nuevos yacimientos varía enormemente de un año a otro y rara vez mantiene una proporción con el gasto anual en exploración por parte de las compañías mineras.
De los 263 yacimientos importantes que se han descubierto en los últimos dos periodos analizados (la última década y los 18 años anteriores, es decir, los últimos 28 años), más de la mitad se hallaron en la década de los 90 del siglo XX y contienen la mayor parte del oro de nueva producción.
Según el informe, la crisis de la industria minera que comenzó en 1998 y se extendió hasta entrada la década de 2000, tuvo un impacto muy significativo en los presupuestos de exploración y en el descubrimiento de nuevos yacimientos.
En el año 2000, por ejemplo, estos presupuestos se habían reducido en casi un tercio respecto al máximo que habían alcanzado en 1997, y la tasa de descubrimiento de nuevos yacimientos había decrecido, con tan solo 16 yacimientos registrados entre 2000 y 2002, que produjeron 108,3 millones de onzas (3.368,5 toneladas), una cifra que estaba muy por debajo de la media desde la década de los 90.
A partir de 2006 se ha registrado un lento declive tanto del número de nuevos yacimientos descubiertos como de la cantidad de oro de promedio en éstos, un declive que se convirtió en desplome en 2010, cuando la cantidad de oro de los nuevos yacimientos cayó a 18,6 millones de onzas (578,5 toneladas), desde los 61,5 millones (1.912,9 toneladas) de 2009. Y a pesar de que los presupuestos han registrado niveles históricamente altos desde el año 2010, el informe subraya que la cantidad media de oro de los nuevos yacimientos no ha conseguido superar los 40 millones de onzas (1.244 toneladas) en ningún año.