La London Bullion Market Association (LBMA) ha asegurado que la Perth Mint seguirá ostentando la acreditación del mercado de Londres. La organización había abierto una investigación después de que la refinería australiana fuera acusada de procesar en sus instalaciones oro de dudosa procedencia, investigación que ha concluido sin encontrar irregularidades.
La noticia recorrió los medios de comunicación mundiales hace unas semanas: la Perth Mint, una de las principales refinerías del mundo, podría perder la certificación otorgada por la London Bullion Market Association (LBMA) si se confirmaban los rumores de que había procesado en sus instalaciones diversas partidas de oro cuya procedencia no estaba acreditada, según la estricta normativa del mercado de Londres.
Al final, ha sido una tormenta en un vaso de agua: el pasado viernes, 7 de agosto, la LBMA emitió un comunicado en el que aseguraba que continuaría acreditando a la Perth Mint como refinería certificada, después de que la investigación abierta sobre la dudosa procedencia de parte del oro que refina haya concluido sin detectar irregularidades significativas.
Sin duda, la retirada de la certificación de la LBMA habría sido un duro golpe para la Perth Mint, una de las refinerías de oro más grandes del mundo, ya que supondría dejar de trabajar con los principales bancos del mercado del oro, que exigen que sus proveedores de lingotes estén debidamente acreditados en el mercado de Londres.
Recientemente, la propia LBMA ha endurecido sus normas relativas a la procedencia del oro con que trabajan las refinerías, para asegurarse de que no se procesa material cuya producción o comercio contribuya a perpetuar abusos de los derechos humanos o beneficie a partes en conflicto, al crimen organizado o afecte al medio ambiente.
El periódico australiano Financial Review publicó el pasado mes de junio una información según la cual la Perth Mint habría refinado oro procedente de explotaciones a pequeña escala de Papúa-Nueva Guinea, que utilizaban mano de obra infantil y realizaban vertidos tóxicos de mercurio.
La refinería y casa de la moneda, propiedad del Gobierno de Australia Occidental, insistió en que había actuado de forma legal y ética.
Según las conclusiones de la LBMA, la investigación conducida al respecto ha concluido que no existieron vulneraciones de los principios de ‘tolerancia cero’ y ‘no conformidad’, por lo que la Perth Mint continuará figurando en la lista de refinerías ‘Good Delivery’.
La investigación detectó algunos fallos menores en la forma en que la refinería afrontaba los riesgos procedentes de su cadena de suministros, entre los que se encontraba el no haber catalogado a la compañía minera artesanal de Papúa-Nueva Guinea como un proveedor de alto riesgo.
En este sentido, la Perth Mint debe mejorar sus procedimientos de verificación de fuentes y someterlos al escrutinio de un auditor independiente. De hecho, la LBMA afirma que ha retirado la acreditación del anterior auditor de la Perth Mint y estaba revisando la acreditación de la compañía con la que trabajaba ese auditor, Bureau Veritas.
El CEO de la refinería australiana Richard Hayes, señaló que la LBMA ha confirmado el rigor e integridad de los procedimientos de la Perth Mint y aseguró que implementarán inmediatamente sus recomendaciones.
Según Hayes, la mayoría de los bancos mundiales que compran oro a la Perth Mint habían congelado sus operaciones durante la investigación de la LBMA. Ahora, concluida ésta, esperan que todas estas operaciones se reanuden.
Tras la publicación de la noticia por parte del diario australiano, la Perth Mint adelantó que habían dejado de procesar metal procedente de las explotaciones artesanales y a pequeña escala. Un oro que apenas representaba el 0,3% de los suministros de la refinería.