En Zimbabue, uno de los principales productores de oro de África, después de Sudáfrica, la minería artesanal sigue siendo económicamente rentable. Con el apoyo del Gobierno, las pequeñas mineras han extraído más oro en 2017 que las grandes compañías del sector.
Según los datos del Ministerio de Minería de Zimbabue, las mineras a pequeña escala y con métodos artesanales se han convertido, por primera vez en la última década, en el motor del sector, logrando una producción superior a la de las grandes compañías mineras que operan en el país.
En total, los productores primarios y las grandes mineras obtuvieron una producción de 24,8 toneladas de oro en 2017, una cantidad que denota que el sector se ha recuperado de la crisis (en 2008 tocó fondo, con una producción de apenas tres toneladas), pero que aún no ha alcanzado el máximo que obtuvo en 1999, con 27,1 toneladas.
De estas 24,8 toneladas extraídas en 2017, 13,2 corresponden a las pequeñas mineras artesanales, que extrajeron el 47% de la producción total anual del país. Por su parte, las grandes compañías mineras apenas registraron una producción de 11,6 toneladas, que representa un 46% de la producción. El 7% restante de la producción anual de oro procede de la minería de platino, que obtiene ciertas cantidades de oro como subproducto.
Esta proporción supone un auténtico vuelco respecto a las cifras de 2016, cuando las grandes compañías extrajeron el 55% de la producción anual de Zimbabue, mientras que las mineras artesanales produjeron el 40%. El oro supone alrededor del 40% de la producción minera del país.
Según los datos del Ministerio de Minería, se estima que existen alrededor de 4.000 yacimientos de oro repartidos por el territorio de Zimbabue, de los cuales tan solo se está explotando alrededor del 40%.
Se calcula que las mineras artesanales controlan más del 60% de los yacimientos en explotación, con una fuerza laboral que supera el millón de trabajadores.
Este vuelco en la producción minera de Zimbabue protagonizado por las pequeñas mineras artesanales ha sido producto del plan de apoyo a los mineros tradicionales, que han adoptado tecnologías modernas para el procesado del mineral gracias al crédito por valor de 40 millones de dólares puesto a disposición de 179 explotaciones mineras artesanales por el Banco Central de Zimbabue.
