La medida adoptada hace unos días por los gobiernos de Gran Bretaña, Estados Unidos, Japón y Canadá, destinada a prohibir nuevas importaciones de oro ruso es, más que nada, una medida simbólica. Los expertos creen que su repercusión en el mercado global del oro será prácticamente nula, ya que desde la invasión de Ucrania apenas se producen exportaciones rusas a Occidente.
La medida anunciada el pasado 26 de junio por parte de Gran Bretaña, Estados Unidos, Japón y Canadá, destinada a prohibir nuevas importaciones de oro ruso, como parte de las iniciativas destinadas a endurecer las sanciones contra Rusia por la invasión de Ucrania puede quedar en un movimiento testimonial y simbólico.
Según ha informado la agencia Reuters, el Gobierno británico explicó que la prohibición tenía por objeto limitar la capacidad de Rusia para financiar sus operaciones militares en Ucrania.
Sin embargo, no está claro que exista un consenso al respecto dentro del G-7. De hecho, tanto el presidente del Consejo de Europa, Charles Michel, como el canciller alemán, Olaf Scholz, han manifestado públicamente que es necesario seguir debatiendo sobre esta medida.
Como explicó al primer ministro británico Boris Johnson, la prohibición entraría en vigor en breve y afectaría al oro recién extraído o refinado, aunque no al oro de origen ruso previamente exportado. Durante 2021, Rusia exportó oro por valor de 15.450 millones de dólares.
Según Johnson, “las medidas que hemos anunciado hoy golpearán directamente a los oligarcas rusos y atacarán el corazón de la maquinaria de guerra de Putin. Tenemos que privar al régimen de Putin de su financiación. El Reino Unido y nuestros aliados lo están haciendo”.
Esta iniciativa se produce después de que la London Bullion Market Association (LBMA), el organismo que regula el mercado del oro de Londres, suspendiera durante el pasado mes de marzo la acreditación ‘Good Delivery’ de seis refinerías rusas de metales preciosos.