En las últimas semanas se ha instalado en Francia el debate sobre si las reformas fiscales previstas por el Gobierno de Macron, en las que se incluye una nueva tributación sobre el oro, pueden provocar una huida masiva de los inversores en este metal.
A este respecto, la consultora especializada en metales preciosos Metals Focus dedica un análisis en la última edición de su informe Precious Metals Weekly, en el que concluye que no es probable que estos cambios desencadenen una huida de los inversores ni provoquen una compra masiva de oro.
Según explican en el informe, en Francia existen tres vías de gravar el oro. La primera es cuando se produce la venta a un inversor: es el llamado “taxe forfaitaire”, que tiene un tipo del 10%.
Sin embargo, el inversor puede optar por pagar un impuesto diferente en el momento de la venta, el de incremento del capital, si conserva la documentación de la compra original.
Y la tercera opción de tributación se registra cuando el oro está sujeto al impuesto sobre la riqueza.
El objetivo del nuevo Gobierno de Macron es volver a atraer la riqueza a Francia y aumentar la inversión en las áreas productivas. Con ese objetivo, se ha restringido la aplicación del impuesto sobre la riqueza a la propiedad.
Ante las protestas desde diversos sectores, el Gobierno ha propuesto alternativas como incrementar el gravamen del “taxe forfaitaire” al 11%. Los cambios en el impuesto sobre ganancias de capital también van a implicar que el oro va a pasar de aventajar a las acciones a constituir una desventaja si se vende en un corto espacio de tiempo. Por tanto, desde Metals Focus consideran poco probable que estos cambios modifiquen la actual tendencia de periodos de moderadas compras o ventas.
Desde diversos sectores están presionando al Gobierno para que modifique estas propuestas en el presupuesto de 2018. La primera modificación que piden es una rebaja en el “taxe forfaitaire”, lo que podría verse como un incentivo a la inversión en oro.
El principal objetivo que tendría ese recorte sería evitar que los inversores tiendan a acumular el oro en sus casas. Una reducción en el impuesto permitiría que se pusieran en el mercado estos stocks acumulados por los ciudadanos franceses que, según los estudios, son muy significativos: nada menos que los terceros del mundo, solo por detrás de los de los ciudadanos indios y los estadounidenses.
El informe apunta que un “taxe forfaitaire” más reducido podría conducir a una situación similar a la de los años 80 y 90, cuando las ventas netas de oro a particulares eran de entre 20 y 30 toneladas anuales. Una vuelta que se refleja en las ventas del bullion favorito de Francia, el Napoleón de oro, que se vendía con un importante descuento, mayor que el actual 2%.
A largo plazo, minimizar esta desventaja estructural podría disparar los volúmenes de compra. Los stocks acumulados desempeñan un papel fundamental, ya que los lingotes y monedas heredados normalmente se venden en la siguiente generación.
En cualquier caso, habrá que estar atentos a qué ocurre con el impuesto, ya que ello puede afectar a la inversión en oro en Francia.