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La segunda vida de la mina de oro saqueada de Blyvooruitzicht

Una antigua mina de nombre casi impronunciable, Blyvooruitzicht (que en holandés significa algo así como “buenas perspectivas”), se encuentra en el centro de la actualidad en estos días en Sudáfrica. Se trata de una mina histórica, una de las mayores del mundo en los años 50 y 60 del siglo XX, y también una de las que más oro producían.

Ubicada en la cuenca minera de Witwatersrand (de donde se ha extraído aproximadamente la mitad del oro que hay en el mundo), se cerró en 2013, despidiendo a los más de 1.700 trabajadores con que contaba, y desde entonces ha caído en declive. Ha sido saqueada en numerosas ocasiones y apenas quedan instalaciones en pie.

Donde unos ven una crisis, otros ven una oportunidad. Y, según informa Bloomberg, un veterano de la profesión minera, el sudafricano Peter Skeat, está dispuesto a arriesgarse por volver a poner a flote la mina de Blyvooruitzicht, después de cerrar una disputa que mantenía con tres antiguos socios.

El empresario busca actualmente inversores que le ayuden a financiar la reconstrucción de la mina, en la que Skeat asegura que aún existen alrededor de 27 millones de onzas de oro por extraer, incluyendo un millón de onzas en los pilares que soportaban las galerías de la antigua mina.

Solo con la extracción, a bajo coste, del oro contenido en estos pilares, se podrían mantener las operaciones a bajo coste durante una década.

Skeat compró la mina en 2015, junto con otros inversores, con la intención de reprocesar la tierra desechada. Pero las diferencias sobre la venta del metal obtenido provocaron disputas entre los socios que se saldaron con ruptura del acuerdo, quedando la mina en manos de Peter Skeat.

Según afirma Skeat a Bloomberg, la concentración del oro en la mina es de unos 13 gramos por tonelada, cantidad que triplica la de otras minas sudafricanas. Según el antiguo minero, se podrían extraer unas 100.000 onzas al año de los pilares, a un coste “all-in” de 600 dólares la onza.

La operación podría complicarse debido a la falta de mantenimiento de la mina, al envejecimiento de la infraestructura y a la frecuente actividad sísmica de la zona. Otra cuestión que preocupa son los riesgos medioambientales que implica la explotación de una mina tan antigua.

Representantes de la población local que, en principio no se oponen al proyecto de Skeat, han solicitado información sobre el tratamiento y control de calidad del agua, así como el destino de los residuos a largo plazo.

En los últimos meses, países como la India o Corea del Sur se han plateado la reapertura de minas antiguas, para explotar lo que queda en los yacimientos que fueron abandonados por falta de rentabilidad o ante la imposibilidad técnica de profundizar más en la tierra.

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