El precio del paladio superó en la segunda semana de enero la barrera de los 1.100 dólares la onza, su nivel máximo desde que existen registros, en 1984, lo que ha llevado a algunos analistas a plantearse seriamente la hipótesis de que el metal pueda llegar a superar al oro.
Como señala el director de investigación de GoldCore, Mark O’Byrne, a MarketWatch, “el paladio está registrando nuevos máximos debido a que se está produciendo una tormenta perfecta: una importante demanda y un suministro muy reducido de metal físico”.
Para los analistas, los últimos movimientos del paladio no constituyen ninguna sorpresa, ya que, durante el pasado año, el metal registró sus niveles máximos de los últimos 16 años, superando, en septiembre, el precio del platino por primera vez desde 2001.
Según un informe de Johnson Matthey, la principal refinería mundial de este metal, el suministro global creció de forma marginal durante 2017 y el déficit se elevó hasta las 800.000 onzas (unas 25 toneladas).
El principal problema que plantea este mercado es que su suministro está muy localizado: el 80% de la producción mundial de paladio se encuentra en Rusia, país que en el pasado ya ha restringido el suministro de una serie de recursos naturales considerados valiosos y estratégicos como el gas natural.
No sería extraño que este nacionalismo de los recursos tuviera como protagonista ahora a un metal tan valioso en estos momentos como el paladio, lo que provocaría una reacción inmediata en un mercado físico tan pequeño como éste, que conduciría a una importante subida del precio.
En estos momentos, el paladio cotiza apenas a unos 200 dólares la onza por debajo del oro y, según los analistas, dado el volumen de déficit de suministro físico, es muy posible que en los próximos meses veamos cómo el paladio supera al oro, como ya hiciera en septiembre pasado con el platino.
Según Brien Lundin, editor de Gold Newsletter, hay que tener en cuenta además que el paladio es más un metal industrial que un metal precioso, por lo que no tiene apenas relación con el oro. Ello elimina obstáculos para que se produzca ese “adelantamiento”.
Lundin apunta que “los factores que mueven el paladio son, fundamentalmente, el suministro y la demanda, factores que no tienen nada que ver con los que mueven el precio del oro. Mientras la demanda de paladio, en su mayoría para la fabricación de catalizadores continúe superando al suministro, el precio continuará subiendo, independientemente de lo que haga el oro”.
El hecho de que el paladio supere al oro dependerá de si el paladio es capaz de mantener esta subida sostenida de su precio y de que continúe la situación de déficit de suministro.
Sin embargo, algunos analistas advierten de que cuanto más suba el precio del paladio, mayor será el riesgo de que la industria del automóvil se plantee la sustitución o mezcla de este metal por alternativas más económicas (como el platino o el rodio) en la fabricación de catalizadores.
En términos de inversión, el mercado de los metales del grupo del platino es mucho más volátil que el del oro, algo que los inversores deben tener en cuenta a la hora de incluirlo en su cartera de inversión.