Predecir es muy difícil, especialmente el futuro. Sin embargo, sin querer asumir el papel de Madame Frufrú “experta adivinadora”, intentaremos tratar de averiguar y exponer brevemente lo que los inversores deben esperar del mercado del oro durante este año.
Es cierto que, a corto plazo, el precio del oro dependerá entre otras variantes del dólar estadounidense, los tipos de interés reales y la incertidumbre del mercado. ¿Cómo se desarrollarán estos factores y afectarán al mercado del oro?
El nivel de confianza de los inversores se ha fortalecido recientemente, ya que tanto la volatilidad del mercado, como los diferenciales de crédito, han disminuido después de las elecciones presidenciales de Estados Unidos. Por lo tanto, la aversión al riesgo estará de baja por un tiempo, y con ella la demanda de oro como inmediato refugio seguro. Otra cuestión es la de fijar ese refugio seguro que ofrece siempre el metal amarillo a largo plazo, mínimo a diez años.
Seguramente, si se materializan riesgos como el aterrizaje duro de China, la crisis bancaria en la zona del euro o la agitación en los mercados de bonos de Estados Unidos, el oro puede volver a brillar como un activo seguro. Sin embargo, los inversores deben recordar que el oro no tuvo noticias negativas en 2016, después de algunos años de “reposo”.
¿Y qué pasa con el dólar estadounidense y las tasas de interés reales? Como muestra el siguiente gráfico, ambos índices han estado subiendo desde octubre, lo que correspondería a una caída cierta en los precios del oro.
El índice del dólar estadounidense (línea verde, escala izquierda, índice ponderado del dólar estadounidense mayorista) y los tipos de interés reales de los Estados Unidos (línea verde, escala izquierda, rendimientos de la seguridad indexada a la inflación a 5 años) en 2016. Fuente Banco de la Reserva Federal de San Luis, Misuri Estados Unidos.
¿Esta tendencia continuará en 2017? La respuesta en los mercados estadounidenses depende principalmente de tres elementos: el ritmo esperado de ajuste de la Fed; la divergencia en las políticas monetarias entre los principales bancos centrales del mundo; y en tercer lugar, el sentimiento del mercado hacia las políticas del Trump.
El recorrido de la Fed será gradual, por supuesto. Sin embargo, sería difícil ser más gradual que en 2016, cuando el banco central de Estados Unidos logró levantar las tasas de interés sólo una vez, exactamente un año después de la subida anterior. Con el mercado de trabajo cerca del pleno empleo y el aumento de la inflación y las expectativas inflacionarias, dos o tres alzas en 2017 no son imposibles, a menos que presenciemos la recesión, por supuesto. Por lo tanto, el dólar estadounidense y las tasas de interés reales pueden estar bajo presión alcista durante este nuevo año.
La divergencia en la postura de la Fed en comparación con el resto del mundo también debería fortalecer la moneda de los Estados Unidos y las tasas de interés reales. La economía estadounidense crecerá más rápido que otras economías desarrolladas, lo que se traduciría en una política monetaria más agresiva. Como recordatorio, el BCE amplió su programa mensual de compra de activos a nueve meses y relajó sus normas, mientras que los miembros del FOMC revisaron sus proyecciones para la tasa de los fondos federales en 2017. Dado que las tasas de interés no suben en la Eurozona a corto plazo y un montón de problemas económicos a los que se enfrenta Europa, incluidas las próximas elecciones importantes en varios países, no sería ningún disparate afirmar que el dólar estadounidense se fortalecerá frente al euro en 2017.
El sentimiento del mercado hacia el oro también estará determinado por los efectos esperados de las políticas de la nueva administración. Donald Trump asumirá el cargo el 20 de enero de 2017 y probablemente veremos cambios importantes desde el comienzo de la presidencia. Los inversores ahora esperan la “gran rotación” de bonos y acciones, ya que el fuerte gasto gubernamental y mayores déficits fiscales bajo el nuevo presidente se cree que conducirán a mayores rendimientos de los bonos. Si Trump cumple esas esperanzas, el precio del oro tendrá un impacto. Por otro lado, si el conocido como “Trump rally” resulta ser sólo un espejismo, habrá un alivio en el mercado del oro.
En resumen, las principales fuerzas fundamentales que afectan al mercado del oro en 2017, serán la firmeza del dólar estadounidense, la dinámica de los tipos de interés reales y el nivel de temor en los mercados. La incertidumbre política y del mercado disminuyó después de la agitación de China, del voto del Brexit y de las elecciones presidenciales de los EEUU.
Estas situaciones provocarán que los inversionistas que no son seguidores del oro no deban minimizar las amenazas potenciales a la economía global, y se centrarán solo en la relación entre el oro y el billete verde con tipos de interés reales, en vez del recurso seguro del metal amarillo a largo plazo.
La perspectiva fundamental para el mercado del oro puede ser menos alcista en un futuro próximo, y siempre a corto plazo, y mientras no se tengan en cuenta las cualidades del metal rey. Perspectivas que tomarán otro rumbo cuando los mercados pierdan su fe en las políticas de crecimiento de Trump, o las turbulencias financieras obliguen a la Fed a adoptar una postura menos festiva.
Con Fed o sin ella, con Trump o sin él, lo que es cierto (y para ello no hace falta una bola de cristal) es que el oro mantendrá un buen comportamiento durante este 2017, como ya lo hizo el pasado año y como lo ha hecho en 12 de los últimos 15 años, desde 2002, con unas ganancias medias de un 12% anual.
A eso se le llama fortaleza, fortaleza del oro.