Las compañías mineras que operan en Mali han confirmado a sus accionistas que sus operaciones continúan con normalidad, a pesar de la crisis política desencadenada en este país africano, tras el golpe de estado militar que ha provocado la detención del presidente Ibrahim Boubacar Keita, su posterior dimisión y la disolución del parlamento.
Las mineras que extraen oro en el territorio de Mali señalan que están analizando la situación, pero que las operaciones mineras no se han visto afectadas por el golpe de estado que ha tenido lugar en la capital del país, Bamako. Sus trabajadores se encuentran a salvo.
La canadiense Barrick Gold, una de las mayores mineras del mundo, ha emitido una nota de prensa en la que confirma que su complejo minero de Loulo-Gounkoto (en la imagen) no se ha visto afectado por la situación política de Mali y las operaciones continúan con normalidad.
Según Barrick, el complejo cuenta con suministros suficientes para cubrir sus necesidades y el equipo gestor ha adoptado las medidas necesarias para asegurar sus líneas de aprovisionamiento. La compañía está analizando la situación y en permanente contacto con sus socios locales.
La también canadiense B2Gold ha informado de que no se han perdido días de trabajo en su mina de Fekola, participada al 20% por el Gobierno de Mali, y que el personal de la mina está salvo.
Según esta información, la minera cuenta con suministros suficientes como para mantener su actividad hasta el final del tercer trimestre “y hasta más adelante, si es necesario”.
Por su parte, la compañía australiana Resolute Mining apunta que la crisis no ha tenido impacto en la producción de su mina de Syama, en el sur del país, ni en la seguridad de sus empleados y contratistas.
Desde Hummingbird Resources señalan que la mina de Yanfolila está operando con normalidad: “el equipo de seguridad de la compañía está en contacto permanente con la dirección para garantizar la seguridad de la plantilla de Hummingbird, sus operaciones y activos”.
Sin embargo, los analistas aseguran que la prolongada incertidumbre política en Mali, donde se combate también contra la insurgencia yihadista en el norte del país, puede poner en riesgo a la importante industria minera en el futuro.
Según Vincent Rouget, analista de Control Risks Group, “a largo plazo, el panorama está muy nublado para los inversores en el sector de la minería, ya que se trata del segundo golpe de estado en ocho años. Esto va a incrementar la ya de por sí importante prima de riesgo que los inversores asocian con Mali”.
De momento, las acciones de algunas de las compañías mineras que operan en el país han reaccionado a la baja: las de Resolute Mining han caído más de un 14%; las de Hummingbird, un 8%; y las de AngloGold Aashanti, un 3%.
Según los datos del Consejo Mundial del Oro, la producción de oro de Mali en 2019 fue de 61,2 toneladas, lo que convierte a este país en el quinto mayor productor de oro de África.
En cambio, los datos facilitados por el propio Gobierno de Mali hablan de una producción de 71,1 toneladas en 2019, que proporcionaron al estado unos ingresos de 734,3 millones de dólares, procedentes de las compañías mineras extranjeras que operan en el país.
Las principales minas se encuentran situadas en las regiones sur y oeste de Mali, a cientos de kilómetros de la capital, Bamako, donde ha tenido lugar el golpe de estado.
De hecho, las mineras siguieron operando sin problemas durante el golpe de estado que se produjo en el año 2012.
Sin embargo, la Comunidad Económica de los Estados de África Occidental (Ecowas) ha ordenado el cierre de las fronteras regionales con Mali, lo que podría complicar el reaprovisionamiento del sector minero, que representó el 9,7% del PIB del país en 2019.