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Las reservas de oro de Estonia: un solo lingote y ni siquiera es “Good Delivery”

Lingotes de oro en la cámara acorazada del Bundesbank alemán

Cuando hablamos de las reservas de oro que un banco central tiene almacenadas en sus cámaras acorazadas, nos vienen a la mente imágenes de una gran sala con estanterías donde reposan apilados los lingotes de oro, perfectamente ordenado y numerados, como la imagen que ilustra este artículo y que corresponde al interior de las cámaras acorazadas que el Bundesbank tiene en Frankfurt.

Sin embargo, hay que tener en cuenta que en los bancos centrales de muchos países (y no solo los económicamente menos poderosos), no cuentan con la totalidad de sus reservas almacenadas físicamente en sus propias instalaciones, sino que las tienen custodiadas en las cámaras de grandes bancos centrales como el Banco de Inglaterra o el Banco de la Reserva Federal de Nueva York.

Es el caso, por ejemplo, del propio Bundesbank alemán que, hasta hace poco, tenía más de la mitad de sus reservas de oro divididas entre Londres, París y Nueva York. La presión popular obligó al Bundesbank a repatriar parte de esas reservas.

Recientemente, otros países se han planteado lo mismo, aprobando proyectos de ley que establecen la repatriación de las reservas, como ha sucedido muy recientemente en Rumanía.

La razón que explica el hecho de que los países confíen sus reservas a otros bancos centrales es simplemente geográfica y de costes: Londres es la capital mundial del mercado del oro y su banco central está especializado en la custodia de este metal. Por este motivo, algunos países prefieren que su oro esté en Londres, lo que ahorra costes de transporte en caso de que quieran operar con parte de ese oro en el mercado.

Una cuestión que, en los últimos tiempos, se ha vuelto especialmente polémica, debido a la negativa del Banco de Inglaterra de devolver a Venezuela parte de las reservas de oro que tenía custodiadas allí, debido al bloqueo decretado por Estados Unidos a las operaciones internacional del Gobierno venezolano con el oro del país.

Sin embargo, el caso de Estonia es todavía más extremo: según ha publicado en estos días la prensa local, el banco central de este país (Eesti Pank) tan solo custodia un lingote de oro, de unos 11 kilos de peso y valorado en medio millón de euros.

Lingote que, además, no es apto para su venta o negociación en el mercado, ya que no cuenta con la certificación “Good Delivery” de la London Bullion Market Association (LBMA). Se trata, más o menos, de una pieza de museo de 97 años de antigüedad, que el Eesti Pank conserva y cuya historia ha salido a la luz en estos días en que este organismo cumple su primer centenario desde su fundación.

Como explica el jefe del Departamento de Mercados Financieros del banco central estonio, Fabio Filipozzi (y se puede constatar desde su página web), las reservas totales de oro de Estonia se elevan a 8.250 onzas (256,6 kilos) que, en su mayor parte, están custodiadas en las cámaras acorazadas de bancos extranjeros, en especial en Estados Unidos.

Esta política data de la primera mitad del siglo XX, cuando el Gobierno de Estonia, vislumbrando el estallido de la Segunda Guerra Mundial, decidió transferir el oro de sus reservas a bancos extranjeros, con el fin de mantenerlo a salvo ante posibles invasiones del país.

Gran parte de esas reservas de oro que Estonia tenía en extranjero se vendieron a principios de la década de los 90 del pasado siglo, para invertir unos 740 millones de dólares en otros activos como bonos o acciones, dejando los mencionados 256,6 kilos de oro como el total de las reservas del país en este metal.

Una cantidad que convierte a Estonia en el segundo país europeo con menores reservas en oro, por detrás de Malta, según los datos de Trading Economics.

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