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Las tres razones por las que el oro no debe temer a las criptomonedas

Moneda bitcoin sobre lingotes de oro

Uno de los tópicos más habituales en el mundo de la inversión durante la última década se refiere al oro y a las criptomonedas. En concreto, el bitcoin, desde su aparición hace 15 años, tras la crisis financiera mundial, ha sido considerado como el ‘oro digital’ u ‘oro 2.0’ y se ha asegurado que venía a reemplazar al metal precioso como activo refugio. Sin embargo, esas previsiones no se han cumplido y el bitcoin no ha afectado al mercado del oro.

Un interesante estudio publicado por ABC Bullion ha indagado en el impacto que ha tenido el bitcoin sobre el mercado del oro y concluye que, contrariamente a lo que se cree, la criptomoneda no ha afectado al metal precioso como activo de inversión ni le ha arrebatado cuota de mercado.

El estancamiento que ha sufrido el precio del oro en dólares (no así en otras divisas) durante los últimos tiempos puede ser un argumento a favor de que el bitcoin está tomando el relevo del oro como activo refugio y cobertura frente a la inflación.

A ello hay que añadir la popularidad que han adquirido las criptomonedas entre los inversores más jóvenes, que van a ser los que más activos muevan durante los próximos años.

Sin embargo, desde ABC Bullion apuntan tres razones por las que el oro no va a ser sustituido por el bitcoin:

1.- La llamada ‘década pérdida’ del oro no ha tenido nada que ver con el bitcoin

Es cierto que el precio del oro no ha variado en gran medida desde finales de 2011, cuando empezó a cotizar cerca de los 1.900 dólares la onza. Aunque su rendimiento de los últimos diez años puede haber decepcionado a algunos inversores, hay que recordar que el oro había subido hasta esos 1.900 dólares desde los menos de 300 dólares la onza que registraba a principios del año 2000.

El oro también estaba considerado como la opción de inversión a largo plazo más popular entre los inversores minoristas en 2011. Era lógico que, tras semejante subida en los años anteriores, el oro pasara por un ciclo correctivo de precios, que es exactamente lo que ocurrió en la ‘década perdida’, desde 2011.

Además, desde ABC Bullion también señalan que, en ese periodo de tiempo hasta la pandemia de 2020, el metal precioso protagonizó:

2.- Los inversores jóvenes se hacen mayores

Precisamente, esta ‘década perdida’ del oro coincidió con el nacimiento del bitcoin y de los mercados de criptomonedas. Aunque los inversores más jóvenes abrazaron enseguida la inversión en estos nuevos activos, su volatilidad y la necesidad de contar con inversiones más seguras a largo plazo conforme se hacen mayores ha hecho que cambie su visión sobre el oro. El desplome del bitcoin durante 2022 seguramente habrá contribuido a este cambio de opinión.

3.- El mercado del bitcoin es muy pequeño en relación con el del oro

El bitcoin sigue siendo una clase de activo diminuta. Sus rendimientos han sido espectaculares, pero gracias a que partieron de la nada en términos de tamaño de mercado.

En el siguiente gráfico, elaborado por ABC Bullion, se visualiza lo insignificante que es el bitcoin en el contexto del mercado del oro, comparando el tamaño de ambos mercados entre 2010 y 2022, y mostrando el porcentaje de ese mercado que aporta cada activo.

Incluso en su punto culminante en relación con el oro, el bitcoin representaba menos del 7% de la cuota total de ambos activos. Desde 2010, bitcoin ha tenido una media muy inferior al 2% de la cuota de ambas clases de activos combinadas.

De hecho, desde que bitcoin nació, el valor de mercado del oro ha aumentado en 4,5 billones de dólares, cifra que es más de 12 veces todo el crecimiento del valor del bitcoin desde su creación.

“Dadas estas diferencias, comparar el bitcoin con el oro es como comparar una lancha rápida con un superpetrolero, o una empresa emergente de tecnología financiera con los cuatro grandes bancos de Australia juntos”, apuntan desde ABC Bullion.

La conclusión es que el bitcoin y, en general, las criptodivisas, no han robado cuota de mercado al oro desde su lanzamiento, ni representan una amenaza significativa para el brillante futuro que le espera al oro.

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