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Las tres razones por las que no hay que esperar a que la plata suba de precio para comprar

Lingotes y monedas de plata sobre gráficos

La plata es uno de los metales preciosos en los que los analistas están depositando más confianza. Durante el pasado año 2020, su revalorización fue notablemente superior a la del oro y para este año se espera que suceda los mismo. Su doble carácter de metal precioso y materia prima industrial le va a permitir beneficiarse de un impulso en su demanda propiciado por la recuperación de la economía global. En este contexto, los analistas recomiendan tomar posiciones ya.

En un post publicado en Money Metals, David Smith explica las razones por las que los inversores no deberían esperar a que el precio de la plata suba para tomar posiciones en plata.

Según Smith, estas razones se resumen en tres: emoción y sentimiento; nivel de las primas; y suministro frente a demanda.

1.- Emoción y sentimiento

Como explica David Smith en el mencionado post, comprar en un entorno de caída del precio va contra la naturaleza humana: “resulta extraño, pero si vas al supermercado y encuentras en oferta tus filetes de reses alimentadas con medios naturales, probablemente te plantearás cuánta te cabrá en el congelador. Pero, volviendo a los metales, ¿cuánta gente compró plata en la primavera de 2020, cuando cayó brevemente a 12 dólares la onza? ¿O en 2008, cuando bajó hasta nueve dólares… antes de subir hasta 50, menos de tres años después?”.

Por otro lado, cada vez existen más inversores, bien preparados, que se dedican a comprar plata independientemente de que su precio suba o baje, lo que reduce de forma gradual el suministro disponible que tienen los comerciantes.

A estos inversores no les preocupa, como a otros, que el precio caiga, o no advierten que la inflación promovida por los gobiernos va a reducir el poder adquisitivo de sus pensiones y de los dólares que acumulan en sus billeteras.

En efecto, como advierte Smith, “durante los momentos de turbulencias en los mercados, las noticias invariablemente provocan una caída en el sentimiento optimista de los inversores, lo que hace más difícil que éstos, aunque lleven muchos años en el mercado, sigan adelante con sus decisiones de compra. Sin embargo, una de las características más importantes de un inversor que triunfe a largo plazo sobre la mayoría es su capacidad para comprar cuando otros están vendiendo y vender cuando otros están comprando.

La clave, según Smith, para seguir comprando plata incluso cuando el sentimiento es negativo (como en estos momentos) es adquirir un poco menos de lo que sería racional. “La cantidad es menos importante que el hecho de mantener vivo el hábito de comprar”, advierte el analista.

2.- Nivel de las primas

La segunda cuestión se refiere al nivel alcanzado por las primas, que son el margen sobre el precio spot de los metales preciosos que refinerías, casas de la moneda y comerciantes cobran a los inversores por las monedas y lingotes.

Como explica Smith, hasta hace una década estas primas no cambiaban demasiado; ahora, la métrica es diferente: cuando el precio cae, la gente tiene a comprar más.

“Los suministros se agotan porque las compañías mineras producen menos plata y, lo que es igual de importante: los vendedores legítimos, los que no tratan de esquilmar a nadie, se ven obligados a subir las primas porque están pagando más por el suministro. Si venden su stock por un precio ridículo marcado por el papel, que no refleja la auténtica situación del mercado, se quedan sin sus productos”, explican desde Money Metals.

Para empeorar las cosas para quienes esperan una caída del precio para empezar a comprar, las primas crecen hasta tal punto que el sobrecoste supera la caída del precio del metal físico, que es lo que ha sucedido recientemente con los American Eagles de plata.

“En estos días, un American Eagle de plata puede costarte hasta 10 dólares por encima del precio spot. Así que, si estás esperando a que la plata baje a 22 dólares la onza (y debería llegar a ese precio), vas a tener que pagar 32 dólares por el privilegio de comprar una moneda… eso si encuentras alguna”, advierte David Smith.

3.- Suministro frente a demanda

Hace tiempo, cuando el precio del metal caía, los inversores podían acudir a comprar lo que quisieran, porque los demás dejaban de comprar y había suficiente stock, en parte debido a que la producción global de plata registraba un superávit año tras año.

Sin embargo, el rendimiento de las escasas minas mundiales que extraen plata como actividad primaria (no como subproducto de otros metales como el oro o el cobre) lleva cayendo de forma ininterrumpida durante la última década, aunque solo durante los últimos años se ha empezado a notar esta caída en las cifras anuales del sector.

Como señala Smith, 2021 va a ser el cuarto año consecutivo en que se repita este mismo patrón: se está registrando una caída estructural del suministro, agravada por el hecho de que la mayor parte de la plata que se utiliza en las modernas aplicaciones industriales no se puede reciclar. Y de momento no se espera que aumente la producción procedente de la minería a corto o medio plazo, mientras la demanda continúa creciendo, especialmente por parte de los sectores industrial y de inversión.

“Al igual que sucedió con el paladio, que experimentó el mismo déficit de suministro frente a la creciente demanda, aunque a menor escala, el resultado a corto plazo va a ser una explosión del precio, advierten desde Money Metals.

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