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Los bancos centrales aumentaron sus reservas de oro en más de 80 toneladas en marzo

Lingotes de oro en la cámara acorazada de un banco central

El pasado mes de marzo fue uno de los más activos del último año en cuanto al movimiento de las reservas de oro por parte de los bancos centrales. El sector oficial aumentó sus reservas en más de 80 toneladas netas, con 13 bancos compradores y apenas tres vendedores.

Si en los últimos meses se habían alternado las compras y ventas netas por parte de los bancos centrales, el pasado mes de marzo confirmó la tendencia compradora, con una cantidad neta de 80,4 toneladas (85,1 toneladas de compras menos 4,7 de ventas).

En total, a cierre del mes de marzo de 2021, los bancos centrales mundiales acumulaban 35.394,8 toneladas de oro, según las cifras del listado mensual publicado por el Consejo Mundial del Oro con cifras procedentes del Fondo Monetario Internacional.

Un total de 13 bancos centrales aumentaron sus reservas de oro, frente a apenas tres que liquidaron una parte de ellas, y en un porcentaje muy pequeño en comparación con las compras.

Hay que tener en cuenta que las cifras globales de marzo se han visto distorsionadas por la importante operación de compra realizada por el Banco de Tailandia, que aumentó sus reservas en 43,5 toneladas de oro en marzo pasado, alcanzado una cifra total de 197,5 toneladas.

Por su parte, Turquía, un protagonista habitual en el mercado del oro, interrumpió sus cinco meses consecutivos de ventas para añadir 13,4 toneladas de metal a sus reservas, que ascienden a 526 toneladas.

Uzbekistán también se situó entre los principales compradores en marzo, con 8,4 toneladas de oro, que elevan el total de sus reservas a 364,2 toneladas.

El Banco Nacional de Camboya adquirió 4,9 toneladas de oro, que dejan sus reservas de metal precioso en 50,4 toneladas.

Otro de los actores habituales en el mercado internacional del oro, Kazajistán, adquirió en marzo pasado 4,6 toneladas de metal, que elevan su total de reservas a 400,4 toneladas.

Otra de las antiguas repúblicas soviéticas, Kirguistán, también acudió al mercado para comprar 3,8 toneladas, que dejan su total de reservas en 20,6 toneladas.

Los Emiratos Árabes Unidos adquirieron 3,3 toneladas de oro, que dejan sus reservas en 54,2 toneladas, mientras que Mongolia compró 2,4 toneladas y tiene ya 10,6.

Po debajo de una tonelada, hasta cinco bancos centrales realizaron compras de oro en marzo: Ucrania (0,3 toneladas, para un total de 26,4); Filipinas (que añadió 0,2 toneladas y cuenta con 164,1); y con 0,1 toneladas más, Egipto (80,5 Tm), Serbia (36 Tm) y Australia (79,9 Tm).

Ventas

En cuanto a las ventas, las operaciones fueron prácticamente testimoniales: apenas tres bancos centrales redujeron sus reservas de oro, y en cantidades muy inferiores a las compras.

El Banco Central de la Federación Rusa volvió a desprenderse de oro: en concreto, fueron 3,1 toneladas las vendidas, que dejan su total en 2.292,3 toneladas. Una cantidad probablemente destinada al programa de acuñación de moneda conmemorativa por parte de la entidad.

Igualmente, el Bundesbank alemán liquidó 1,3 toneladas de metal, quedándose con 3.361,1. Como en el caso anterior, el oro vendido ha sido destinado a la acuñación de moneda conmemorativa.

Las compras se cerraron con las 0,3 toneladas vendidas por la República Checa, que mantiene sus reservas en 9,5 toneladas.

Desde el Consejo Mundial del Oro, su analista Krishan Gopaul señaló hace unos meses que la organización esperaba que en 2021 continuaran las compras netas de oro, aunque en una proporción menor que en los años anteriores.

Estas perspectivas parecen confirmarse ya que, según sus datos, el sector oficial ha adquirido entre 150 y 200 toneladas de oro netas en lo que llevamos de año.

Según Gopaul, “estos datos refuerzan nuestras expectativas de que las compras seguirán siendo importantes durante 2021. Aunque no podemos descartar la posibilidad de que se registren más ventas, creemos que existe un mayor interés en las compras, debido a factores como los riesgos geopolíticos, el impacto económico de la pandemia, los tipos de interés negativos y el deseo de algunos países de reducir su dependencia del dólar estadounidense”.

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