El sector oficial acaparó, en los seis primeros meses de 2018, el 10% de la demanda global de oro. En total, los bancos centrales compraron 193 toneladas de oro entre enero y junio de este año.
Los bancos centrales, el llamado sector oficial, han sido unos activos compradores de oro durante el primer semestre del año. Las compras conjuntas se elevaron en este periodo a 193,3 toneladas, que representan alrededor del 10% de la demanda global anual, y que están valoradas, a precios actuales, en alrededor de 1,36 billones de dólares.
Son los datos que ofrece el último informe Market Update publicado el 20 de septiembre por el Consejo Mundial del Oro. Según este informe, estas 193,3 toneladas son un 8% más que las 178,6 toneladas adquiridas por los bancos centrales en el mismo periodo del año pasado, y el primer semestre con mejores cifras desde 2015.
Solo tres países, Rusia, Turquía y Kazajistán, acapararon el 86% de todo el oro adquirido por los bancos centrales en los seis primeros meses del año.
Desde principios de 2017, el Banco Central de Rusia ha comprado 383,3 toneladas de oro, mientras que el de Turquía se ha hecho con 125,8 toneladas y el de Kazajistán, con 68,4.
Pese a ello, el informe observa que los bancos centrales de diversos países han reanudado en los últimos meses su actividad compradora, después de varios años sin hacerlo. Es el caso de Egipto (por primera vez desde 1978), India, Indonesia, Tailandia, Filipinas, Mongolia o Irak.
La caída del precio del oro en dólares ha sido uno de los factores que han influido en ello. Desde el Consejo Mundial apuntan las tres principales razones por las que los bancos centrales se lanzan a incrementar sus reservas de oro: la necesidad de diversificar, el mantenimiento de la proporción de oro ante el aumento de su volumen de reservas y la gestión activa de las mismas.
En cuanto a la diversificación, los bancos centrales de los países emergentes cuentan con gran parte de sus reservas en dólares y acuden al oro como mecanismo de protección natural. Además, el oro constituye una alternativa muy interesante a otros activos de reserva, en momentos de importantes tensiones geopolíticas, como los que hemos vivido en 2018.
Por otro lado, los bancos centrales de algunos países emergentes están incrementando sus reservas de oro con el objetivo de mantener el porcentaje de las mismas, ante el crecimiento global de sus reservas en divisas.
En tercer lugar, con una gestión activa de las reservas de oro se puede contribuir a alcanzar los objetivos estratégicos fijados por los bancos centrales, ya que el oro cuenta con un mercado muy activo y de enorme liquidez. Esto explica, por ejemplo, el hecho de que diversos países mantengan una parte de sus reservas de oro en cámaras acorazadas de Londres o Suiza, los dos principales centros de negocio del oro en Europa.
Futuro
Respecto a las perspectivas de futuro, el informe del Consejo Mundial del Oro apunta que el cambio gradual de un sistema monetario dominado por el dólar a otro multipolar puede alterar las preferencias de inversión de los bancos centrales.
Aunque la divisa china, el renmibi, se presente como alternativa al dólar, desde el Consejo creen que, al menos a medio plazo, no es una alternativa viable. Por eso, el oro, un activo con gran liquidez, puede ayudar a los bancos centrales a ajustar sus reservas, como anticipo a la reforma del sistema monetario mundial.