El alto precio alcanzado por el oro durante los primeros meses del año, el impacto de la inflación en las economías nacionales y la incertidumbre en el terreno geopolítico derivada de la guerra en Ucrania han provocado que varios bancos centrales hayan echado mano de sus reservas de oro para obtener liquidez. Ello ha provocado que, por primera vez desde 2020, se hayan encadenado dos meses consecutivos en los que el sector oficial se ha comportado como vendedor neto.
El último listado publicado por el Consejo Mundial del Oro, con datos a cierre del pasado mes de febrero, revela que los bancos centrales fueron vendedores netos de oro, con un saldo negativo de 6,1 toneladas de metal.
Como subraya Krishan Gopaul, analista de este organismo, desde el blog Goldhub, se trata del segundo mes consecutivo en el que los bancos centrales venden más oro del que compran, algo que no sucedía desde el año 2020. Pese a que, en lo que llevamos de año, las reservas globales de oro han descendido en 18 toneladas, la cifra sigue estando por encima de las 35.600 toneladas, su nivel más alto desde el año 1990.
En total, durante el pasado mes de febrero se registraron compras por parte de cuatro bancos centrales, por un total de 29 toneladas, y ventas por parte de siete entidades, 35,1 toneladas en conjunto, lo que arroja un saldo negativo para el mes de 6,1 toneladas.
Por lo que se refiere a las compras, la operación más importante corrió a cargo del Banco Central de la República de Turquía, que aumentó sus reservas en 24,8 toneladas en febrero pasado. En lo que llevamos de año, Turquía ha aumentado sus reservas en 35 toneladas y el total alcanza ya las 429,4 toneladas, que representan el 27,4% de sus reservas estratégicas.
Por su parte, el Banco de la Reserva de la India adquirió 2,6 toneladas de oro en febrero, que elevan el total a 758 toneladas, equivalentes al 7,3% de sus reservas.
El Banco Central de Irlanda sigue con su política de aumento de sus reservas de oro y añadió 1,3 toneladas de metal precioso, con lo que el total se eleva hasta las 11,3 toneladas, que representan el 5,3% de las reservas estratégicas. Desde finales de agosto de 2021, el banco ha incrementado sus reservas de oro en un 88%.
La última operación de compra, de menor cuantía, fue la realizada por Serbia, que añadió 0,3 toneladas y totaliza 37,6 (13,3%).
Ventas
Por el lado de las ventas, la operación más relevante fue la protagonizada por el Banco Central de la República de Uzbekistán, que se desprendió de 22,1 toneladas de oro en febrero pasado. El total de sus reservas ha descendido hasta las 338,7 toneladas, que es la cifra más baja desde diciembre de 2020.
Como explica Gopaul, “no es la primera transacción significativa que realiza Uzbekistán en los últimos años. La gestión activa que realiza de sus reservas de oro implica que este tipo de cambios son habituales. Incluso después de la significativa venta de febrero, su oro aún representa casi el 59% de sus reservas totales”.
Por su parte, Catar vendió 6,1 toneladas de oro, con lo que sus reservas totalizan actualmente 51,3 toneladas.
Kazajistán se desprendió de 5,1 toneladas en febrero pasado, tras haber liquidado otras 17 en enero. A cierre de febrero, sus reservas se elevan a 380,2 toneladas de oro (69% de las reservas totales), la cifra más baja desde junio de 2020.
El banco central de este país suele comprar oro de producción propia, por lo que es frecuente que los países productores oscilen entre las compras y las ventas mensuales.
El resto de operaciones de venta son de cuantías menores: Mongolia vendió una tonelada y cuenta con 7,3; el Bundesbank alemán destinó 0,6 toneladas a su programa de acuñación de monedas de oro y cuenta ahora con 3.358,5 toneladas; Filipinas vendió 0,1 toneladas y cuenta con 158,7; y los Emiratos Árabes Unidos se deshicieron de 0,1 toneladas y totalizan 55,3 toneladas.