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Los cinco próximos años, mejores para el oro que los cinco pasados

El interés de los inversores por el oro durante los últimos siete años ha sido más bien discreto, ya que otros activos con mayores revalorizaciones anuales, como los mercados de capitales o los bonos, han atraído el interés de quienes buscaban ganancias a más corto plazo. Sin embargo, esta tendencia puede cambiar durante los próximos años.

El interés de los inversores por el oro durante los últimos siete años ha sido más bien discreto, ya que otros activos con mayores revalorizaciones anuales, como los mercados de capitales o los bonos, han atraído el interés de quienes buscaban ganancias a más corto plazo. Sin embargo, esta tendencia puede cambiar durante los próximos años.

En un interesante artículo publicado en MoneyWeek, Dominic Frisby recuerda que el máximo histórico del precio del oro, 1.920 dólares la onza, se registró en 2011, durante una de las varias crisis de Grecia. Durante el año siguiente, se mantuvo cerca de esos niveles, superando en varias ocasiones los 1.800 dólares la onza.

Sin embargo, desde 2013 el precio comenzó a caer, arrastrando consigo a las compañías mineras de oro. A finales de 2015 y principios de 2016, la tendencia se invirtió, pero desde el verano de ese año, el mercado se ha vuelto a adormecer.

Según Frisby, el precio del oro se ha visto eclipsado por casi todos los demás activos: acciones, mercados emergentes, petróleo, metales de base y, por supuesto, criptomonedas.

Hace unos meses, la tendencia se ha invertido y el precio del oro ha empezado a crecer de nuevo, aunque, según Frisby, hay un problema, en el que el oro ha caído a finales de marzo, en febrero y enero pasados, en septiembre de 2017, varias veces durante el verano de 2016 y en marzo de 2014: “el problema son los 1.360 dólares la onza y sus alrededores. Tan pronto como se acerca a ese nivel, vuelve a caer”.

Como se puede ver en el gráfico de MoneyWeek, las dos líneas rojas indican la horquilla de precios entre los 1.355 y los 1.370 dólares la onza. Cada vez que el precio del oro ha intentado superar esa barrera, se ha vuelto a desplomar.

En opinión de Dominc Frisby, resulta muy positivo el hecho de que, en esta última ocasión, la caída del oro tras acercarse a ese nivel no ha sido tan pronunciada: en 2014 y 2016; en esos años, el precio bajó cerca de 200 dólares tras el “asalto” a los 1.360 dólares la onza; en 2017, la caída fue de solo 100 dólares. En 2018, la caída se ha limitado a 50 dólares, con mínimos más altos.

Además, solo en 2018 se han producido cuatro intentos de sobrepasar ese nivel, lo que hace más probable el hecho de que el oro pueda superarlo. Y una vez que lo haga, se despejará el camino hacia los 1.400 dólares o incluso más.

Respecto a la rivalidad con otros activos como las acciones o los bonos, desde Money Week opinan que el oro está comenzando a superar los resultados de ambos. Un mejor resultado del oro frente a estos activos, considerados tradicionalmente como más rentables que el metal, servirá para atraer a más inversores.

Si el oro se ve inmerso en esta corriente alcista, arrastrará consigo también a las acciones de las compañías mineras y a la plata. De momento, el oro está registrando una mayor revalorización que aquéllas. Pero si se dan las condiciones de un mercado alcista, lo normal sería que la plata y las mineras llevaran la iniciativa.

En cualquier caso, su conclusión es clara: los próximos cinco años van a ser mejores para el oro que los cinco últimos.

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