No acababa de iniciarse el florido mes de mayo cuando un sobresalto aturdió los mercados de metales preciosos, en concreto a su producto estrella, el oro: se producía la mayor bajada de precio del rey de los metales desde que se inició el año. De inmediato surgieron las alarmas y las preguntas que se resumen en una: ¿por qué se producen estos espasmos en el oro que inducen a pérdidas de confianza o descréditos?
El pasado 3 de mayo, hace cinco días, comenzaron a sonar las alarmas en los mercados internacionales de metales preciosos al comprobar a las 11’00h que el precio del oro había pegado un bajón hasta los 1.269 dólares la onza. No digamos cómo fue la reacción de los inversores/especuladores cortoplacistas: pánico es decir poco. A lo largo del día se bebieron muchas tilas y se tomaron no pocos Valium, al menos hasta las 21’00h en la que el metal dorado ofreció señales de tibia recuperación con la subida de 10 dólares, alcanzando los 1.279 dólares la onza.
Entre las posibles razones de estos vaivenes tan espectaculares se podrían aportar las siguientes.
El oro reaccionó positivamente después de un informe de empleo en Estados Unidos mejor de lo esperado en abril. La tasa de desempleo cayó a su nivel más bajo en casi 50 años. Eso favoreció su alza, sobre todo durante casi todo el cuarto mes del año.
Entonces, ¿Por qué cayó el precio a principios de mayo?, o mejor: ¿por qué se inició una remontada tan inmediata?
No cabe duda de que un aumento en los rendimientos de los bonos estadounidenses del Tesoro y del dólar USA hicieron mover los toros hacia arriba. Pero ese 3 de mayo se dieron a conocer por la mañana los tipos de interés de la Fed cuando su presidente, Jerome Powell, declaró que “no había necesidad de ningún reajuste en los precios en el corto plazo y que las tareas de inflación se basaron en factores transitorios”. Es cuando la noticia desencadenó una venta masiva porque los inversores de oro habían empezado a descontar un recorte de tipos en Estados Unidos a finales de este año. Eso ayudó a la tenue subida.
Así hasta encontrase con una pared contra la que el oro rebota una y otra vez, sobrepasando eso sí, los 1.280 dólares onza, incluso llegando a alcanzar los 1.284 dólares en la mañana de hoy, 8 de mayo.
“Después de la tormenta viene la calma” dice Mauricio Carrillo en “Fxempire”, refiriéndose a los últimos tweets de Donald Trump con los que pretende gobernar los mercados del mundo: nada menos que se daba a entender el estallido de una guerra comercial Estados Unidos-China.
Esta amenaza ha ayudado a calmar los espasmos del oro y serenarlo con ligeras subidas. Vamos que el morador de la Casa Blanca ha apuntalado la envestida de los osos y frenado su empuje.
Máxime cuando se ha sabido que el viceprimer ministro chino Liu He visitará Washington esta semana para liderar la delegación de su país en las negociaciones comerciales.
Además, dice Carrillo, la decisión de Estados Unidos de desplegar piezas militares en el Medio Oriente debido a “indicaciones y advertencias” de Irán también está alimentando la aversión al riesgo.
Es decir, todo ello, guerra comercial y posible ruptura de acuerdos China-USA, por un lado, y situaciones cercanas a conflictos bélicos por otro en Oriente y Venezuela, deja una sensación en el ambiente cercana a situaciones de vaivenes en los mercados que afectan notablemente al oro.
Si en estos próximos días el oro no sube de 1.290 dólares la onza, posiblemente nos encontremos con una nueva bajada para visitar los 1.270 dólares o menos aún.
Claro que estos ratios solo pueden asustar o satisfacer a los inversores cortoplacistas, a los especuladores del hoy para mañana.
El ahorrador y comprador de cara a futuro, medio y largo plazo, verá en meses o, mejor, en años, como los espasmos dieron paso a una tranquila y sosegada respiración.