La escalada que ha experimentado en los últimos años el precio del paladio ha provocado que los fabricantes de automóviles, su principal nicho de demanda, se planteen su sustitución por platino, más barato, en la fabricación de catalizadores. Sin embargo, a pesar del optimismo de algunas empresas como la alemana BASF, no está claro que este proceso salga adelante.
Alrededor del 85% de la producción global de paladio va a parar a las empresas de automóviles, que lo utilizan en la fabricación de catalizadores, especialmente para los vehículos con motor de gasolina, los más demandados.
En cambio, el platino cuenta con una demanda mucho más diversificada: tan solo el 32% del total se destina a automoción.
El encarecimiento del precio del paladio durante los últimos años (actualmente cotiza a 2.429,50 dólares la onza) ha provocado un aumento de costes en la industria automovilística que ha llevado a los fabricantes a plantearse la posibilidad de reemplazar el paladio por platino, mucho más barato (1.001,36 dólares la onza).
Esta medida, que cuenta con el apoyo de buena parte de la industria, no va a ser tan factible como parece, por cuestiones tanto geográficas como tecnológicas.
Un mercado demasiado centralizado
Según explican desde el blog Ahead Of The Herd, uno de los problemas radica en la industria minera que extrae el paladio y el platino. El paladio se extrae en Rusia como subproducto del níquel y en Sudáfrica como subproducto del platino. Ambos países acaparan las tres cuartas partes de la producción global de paladio.
En cambio, el mercado mundial del platino está dominado por Sudáfrica, un país cuya industria minera se ve afectada periódicamente por problemas laborales. En 2014, una huelga convocada por los trabajadores de las tres mayores compañías mineras de platino (Lonmin, Anglo American Platinum e Impala Platinum) se extendió durante cinco meses y provocó una caída del 40% de la producción global de este metal.
A ello hay que añadir que el país sufre frecuentes problemas de suministro de energía eléctrica, que se traducen en apagones. Es lo que sucedió en 2008, cuando la red eléctrica del país se colapsó debido a la falta de suministro de carbón en las centrales térmicas.
Eskom, la compañía eléctrica nacional, redujo el suministro al mínimo, obligando a las compañías mineras a cerrar sus explotaciones durante cinco días (la industria minera consumo el 15% de la energía generada por Eskom), lo que generó pérdidas de miles de millones de dólares.
Por tanto, la industria del automóvil se muestra reacia a aumentar la demanda de un metal como el platino que procede casi exclusivamente de un solo país y cuya industria se ve afectada por inestabilidad laboral y energética. El riesgo de desabastecimiento es demasiado grande.
Problemas tecnológicos
A pesar de que la compañía alemana BASF ha desarrollado una nueva tecnología para la fabricación de catalizadores que permite la sustitución parcial de paladio por platino, la implantación de este proceso en la industria automovilística no está ni mucho menos clara.
Según explican desde Ahead Of The Herd, la mayor parte de los fabricantes de automóviles modificaron sus procesos de fabricación a principios de la década de los 2000 para facilitar el cambio de platino por paladio, mucho más barato entonces.
Revertir ahora ese proceso para volver a utilizar platino resultaría improductivo y el coste sería superior al beneficio que se obtendría utilizando una materia prima más barata como el platino.
Además, aquel proceso llevado a cabo a comienzos de siglo tardó varios años en completarse, por lo que revertirlo también se llevaría su tiempo. La tecnología de fabricación de catalizadores ha avanzado tanto en los últimos 20 años que no sería tan solo una cuestión de volver a adaptar los viejos sistemas.