El platino es un metal con múltiples aplicaciones industriales, buena parte de las cuales corresponden a la industria médica y farmacéutica. Sus propiedades, entre las que se encuentra la biocompatibilidad, lo convierten en el metal más adecuado para la fabricación de dispositivos que van implantados en el cuerpo humano. Los implantes cocleares son un claro ejemplo.
La industria médica y farmacéutica es una importante consumidora de platino, un metal que, por sus propiedades físicas, su resistencia a la corrosión y su compatibilidad con el cuerpo humano, ha permitido numerosos avances tecnológicos en estos campos.
La fabricación de dispositivos tan esenciales como los marcapasos o la elaboración de fármacos para tratar el cáncer, como el cisplatino, son solo dos ejemplos de todas las posibilidades que tiene el platino desde el punto de vista de la salud.
Como explican desde el Consejo Mundial de Inversión en Platino, este metal desempeña un papel fundamental en la tecnología de los implantes cocleares modernos, que han permitido revolucionar la vida de muchos pacientes con problemas auditivos.
Los implantes cocleares son dispositivos médicos que transmiten la sensación del sonido a una persona afectada de sordera severa o profunda. En vez de amplificar el sonido, como otras prótesis auditivas, estos implantes generan señales eléctricas que estimulan directamente el nervio auditivo del paciente.
La coclea forma parte del oído interno y es un órgano con forma de caracol que cuenta con miles de filamentos que vibran con las ondas sonoras. Estas vibraciones se transforman en señales eléctricas que el nervio auditivo transporta al cerebro, que las interpreta como sonidos.
Algunas personas sufren pérdidas auditivas debido a que estos filamentos de la coclea se encuentran dañados. En estos casos, el implante coclear es un elemento sustitutivo que reemplaza la función de la parte dañada del oído interno y que, aunque no remedia la pérdida auditiva, al menos sustotuye la función de esta parte.
El dispositivo requiere una implantación quirúrgica y consta de dos partes: un procesador de sonidos externo y un implante interno. El primero recibe las ondas sonoras y las procesa, convirtiendo la información digital en impulsos eléctricos, que se envían al nervio auditivo por medio de una matriz de electrodos que se encuentran implantados en el interior de la coclea.
Todos los contactos y cables que transportan estos impulsos eléctricos están fabricados a base de platino, para evitar la corrosión y garantizar que no van a causar ningún daño, reacción alérgica o infección en el cuerpo del paciente.
Y es que este metal es especialmente adecuado para la fabricación de dispositivos médicos como implantes cocleares debido a su biocompatibilidad. El platino es robusto, estable, resistente a la corrosión y un excelente conductor de la energía eléctrica, cualidades todas ellas que son fundamentales en un implante coclear, que está diseñado para tener una larga vida útil.
Además, el platino es un metal extremadamente dúctil, es decir, que puede estirarse en largos y delicados hilos que convergen en la matriz de electrodos.
Según los cálculos de la Organización Mundial de la Salud, existen en el mundo unos 360 millones de personas con problemas auditivos, cifra que representa aproximadamente el 5% de la población mundial.
La tecnología de implantes cocleares, desarrollada a partir de comienzos de la década de los 80 del pasado siglo, se ha globalizado hasta el punto de que, según cifras de Johnson Matthey (proveedor de platino para la fabricación de estos dispositivos), anualmente se colocan en el mundo unos 75.000 implantes cocleares.
Una cifra que se espera que vaya creciendo gradualmente hasta superar los 175.000 en el año 2022, debido a la convergencia de varios factores, como la introducción de la tecnología de segunda generación (que mejora la claridad de sonido y el reconocimiento de voz), el envejecimiento de la población y el mayor acceso a los cuidados médicos avanzados tanto en los países desarrollados como en los países en vías de desarrollo.