El movimiento de traslado de los inversores tradicionales al bitcoin fue especialmente significativo en el año 2017, cuando la cotización de la criptodivisa superó por primera vez a la onza de oro y llegó, el 15 de diciembre de ese año, a su máximo, 19.650,01 dólares. Ahora, los analistas constatan una tendencia inversa: los inversores huyen del bitcoin hacia el oro.
Como apuntan desde FXStreet, los inversores en criptomonedas están mirando de reojo la revalorización del oro en este comienzo del año 2019. Según Jan Van Eck, CEO de Van Eck Associates, en 2017 el bitcoin atrajo a un buen número de inversores, lo que redujo la demanda de éstos por el oro. Sin embargo, en una encuesta realizada por esta compañía entre más de 4.000 inversores en esta criptomoneda, la mayoría de ellos señala al oro como la inversión número uno en 2019. “Así que el oro perdió frente al bitcoin y ahora está sucediendo lo contrario”, afirma.
Van Eck Associates ha creado su propio ETF de oro, llamado GDX, que ha tenido una actuación muy destacada en los últimos dos o tres meses, en sentido contrario a los mercados: “durante el cuarto trimestre de 2018, en la mayoría de días en que el índice S&P de la bolsa bajaba, el GDX subía, lo que demuestra la capacidad del oro como diversificador de inversiones”.
Por su parte, Tim Seymour, fundador de Seymour Asset Management, la función del bitcoin como depósito de valor resulta muy cuestionable, ya que el bitcoin ha perdido liquidez y no puede competir en este aspecto con el metal: “el oro es el auténtico depósito de valor, nadie puede negarlo”.
El precio medio del bitcoin durante el pasado año 2018 ha sido el más bajo de los registrados en los últimos nueve años. Hace apenas unos días, el Consejo Mundial del Oro publicó un informe en el que señalaba que las criptomonedas no pueden reemplazar el oro como activos refugio ya que su correlación con activos de mayor riesgo como las acciones es muy alta.