La revalorización que ha protagonizado el precio del oro durante lo que llevamos de año 2020 ha convencido incluso a los inversores más escépticos, como Warren Buffet o al mayor ‘hedge fund’ del mundo, Bridgewater Associates. Este aumento de la demanda por parte de los inversores occidentales ha servido para compensar el desplome de la demanda de oro en los principales países consumidores, especialmente China, India y otros países asiáticos.
Según el diario británico Financial Times, la fiebre de los inversores occidentales por el oro está compensando la caída de la demanda de consumo de metal en los países asiáticos, a causa del impacto económico del Covid-19.
Uno de los ejemplos más representativos ha sido el del millonario estadounidense Warren Buffet, feroz crítico del oro, que se ha decidido a invertir, por medio de su sociedad Berkshire Hathaway, 565 millones de dólares en acciones de Barrick Gold.
La segunda compañía minera de oro mundial, por volumen de producción, tiene su sede en Canadá y cuenta con explotaciones en África, Sudamérica y Estados Unidos. Desde principios de abril, sus acciones se han revalorizado un 37%.
Buffet no ha sido el único: durante el segundo trimestre del año, el mayor ‘hedge fund’ mundial, Bridgewater Associates, invirtió 316 millones de dólares en ETF vinculados al oro. La firma de gestión de inversiones fundada por Ray Dalio ha publicado recientemente un informe en el que recomienda la inversión en oro como elemento de diversificación.
Este creciente interés por parte de los grandes inversores occidentales ha sido uno de los factores que permitido que el oro haya subido desde los 1.160 dólares la onza del verano de 2018 a la cifra récord de 2.073 dólares la onza de agosto pasado, convirtiendo al metal preciosos en uno de los activos mundiales con mayor revalorización.
El temor al impacto económico del Covid-19 y los rendimientos negativos de otros activos como los bonos del tesoro han provocado que los ETF de oro hayan registrado flujos de inversión de más de 60.000 millones de dólares en lo que llevamos de año, el 50% más de los que se registraron en 2009, coincidiendo con la crisis financiera.
Según Financial Times, detrás de este aumento de la inversión se encuentra el deseo de los inversores de incluir oro en sus carteras como elemento de protección frente a la inestabilidad de los mercados de capitales, el desplome de los tipos de interés y la ralentización de la economía.
Según David Tait, CEO del Consejo Mundial del Oro, algunos de estos grandes inversores confían en el oro como elemento de protección frente a la posible deflación causada por la desaceleración económica, o frente a una subida de la inflación, consecuencia de las inyecciones de efectivo en el sistema que están llevando a cabo los gobiernos de varios países.
Después de caer durante el mes de marzo, de forma paralela a las bolsas mundiales, el precio del oro se había disparado un 22% a principios del mes de agosto, impulsado por el llamado ‘efecto refugio’, provocado por el temor de los inversores a la crisis.
Cae la demanda en Asia
Los nichos tradicionales de demanda de oro en Asia, especialmente China y la India, han reducido notablemente sus cifras durante este año. Muchos ciudadanos han vendido su oro para hacer frente a la complicada situación económica, o lo han entregado como garantía de préstamos en efectivo, aprovechando los altos precios alcanzados por el metal en las divisas locales.
En China, el oro se está vendiendo con un descuento de 53 dólares la onza respecto al precio de los mercados globales, debido a la gran debilidad de la demanda doméstica y a las restricciones impuestas a la exportación del metal.
El consumo minorista es un indicador clave de la fortaleza del oro, que tienen muy en cuenta los inversores institucionales. Si cae la demanda por parte de los inversores occidentales, como sucedió tras la crisis financiera (el precio cayó desde 1.920 dólares la onza en septiembre de 2011 a 1.200 dólares en 2013), el rally actual del oro se vería comprometido.
Según Financial Times, los ETF representan actualmente el 35% de la demanda global de oro, frente al 8% que representaban hace una década. Pero los flujos de capital están comenzando a descender. El mayor ETF mundial, SPDR Gold Shares, registró en septiembre pasado las primeras retiradas de dinero de los últimos ocho meses.