Icono del sitio Oroinformación

Los “lingoticos” que promueve Nicolás Maduro son en realidad oro papel

El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, muestra un lingote de oro y el certificado que se entregará a los compradores

Entre las numerosas medidas que está implementando el régimen de Nicolás Maduro para aliviar la situación de la economía de Venezuela, una de las que más ha llamado la atención ha sido el plan de ahorro en oro. Además de que es difícil imaginar cómo van a ahorrar en oro unos ciudadanos que apenas reciben un salario de un dólar diario, la medida esconde otro grave problema: los ahorradores no van a recibir los llamados “lingoticos”, sino tan solo un certificado en papel sobre su posesión. Es decir, que no es oro físico, sino oro papel.

Con una hiperinflación que rondará el 1.000.000% a finales de año en Venezuela, según las previsiones del Fondo Monetario Internacional, está claro que el régimen bolivariano de Nicolás Maduro tiene que recurrir a las medidas más “imaginativas” para tratar de aliviar la situación económica de un país que se encamina al desastre.

Después de inventarse una criptomoneda, el Petro, supuestamente respaldada por las reservas de petróleo del país (una ilegalidad manifiesta, como denunció la oposición) o de eliminar de un plumazo cinco ceros de la moneda local para hacer frente a la hiperinflación, la penúltima idea del mandatario es el llamado “plan de ahorro en oro”.

Como ya informamos desde Oroinformación, el plan consiste en que el Estado venderá a los ciudadanos dos tipos de “lingoticos” (como los llama Nicolás Maduro): uno de 1,5 gramos, a un precio de 3.780 bolívares (63 dólares); y otro de 2,5 gramos, que costará 6.300 bolívares (105 dólares).

El propio Maduro declaró que tiene “varios miles de piezas para que el pueblo venezolano ahorre en oro”. Sin embargo, como suele suceder con los planes propuestos desde el Gobierno bolivariano de Venezuela, ni mucho menos es oro todo lo que reluce.

Un dólar al día

Son muchas las críticas a este plan por parte de economistas y analistas del mercado del oro. Y una de las primeras es una cuestión de sentido común: tras la última subida de salarios complementaria a la devaluación del bolívar, se estableció un salario mínimo de alrededor de 30 dólares mensuales, según el cambio oficial.

Como señala el economista Alexander Guerrero en La Voz de Galicia“si cada lingotico vale el doble del salario mínimo, ¿cómo esperan que ahorre la gente?”. En efecto, con un sueldo mínimo de un dólar diario y cientos de miles de ciudadanos venezolanos huyendo hacia Colombia, Ecuador y Perú en busca de subsistencia, el “plan de ahorro en oro” de Maduro parece casi una broma pesada.

Lingotes “Good Bolivary”

Otra de las críticas que hacen los expertos a este plan se refiere a los propios “lingoticos”. Como señalan a Oroinformación expertos de Sociedad Española de Metales Preciosos de Inversiónel formato de lingotes de 1,5 y 2,5 gramos, respectivamente, es inédito: ninguna refinería ni casa de la moneda los ha fabricado hasta ahora. Los lingotes suelen fabricarse en cifras “redondas” (1, 2, 5, 10 gramos, o en onzas y fracciones de onzas).

A ello hay que añadir que fabricar lingotes no es una actividad que cualquiera pueda realizar por su cuenta. Las mismas fuentes añaden que los lingotes proceden de refinerías y casas de la moneda debidamente acreditadas, cuya marca garantiza la autenticidad y la pureza del oro. Algo que resulta fundamental

En el caso de los lingotes “bolivarianos”, carecemos de información sobre quién los ha fabricado y con qué garantías cuentan. Según Maduro, los lingotes están “debidamente sellados y garantizados”… sí, pero ¿por quién? El hecho de que en el embalaje se incluya una reproducción de la firma del libertador, Simón Bolívar, no constituye de por sí una garantía.

No es oro físico, es oro papel

El mayor pero que se le puede poner a este “revolucionario” programa de ahorro en oro es que desde el Gobierno de Venezuela se está dando a entender que los ciudadanos pueden comprar los “lingoticos” de oro y llevárselos a su casa, cuando en realidad no es cierto.

Según los detalles del plan que comenzaron a hacerse públicos el pasado lunes, 27 de agosto, lo que en realidad se va a vender, lo que los ciudadanos se llevarán a su casa tras pagar los 3.780 o 6.300 bolívares, serán solo certificados de papel en los que el Gobierno incluye una promesa de pago al tenedor.

En otras palabras, un certificado supuestamente respaldado por el lingote de oro, que nunca abandonará las instalaciones del Banco Central de Venezuela. O sea, oro papel o, aún peor, una especie de bono del tesoro, emitido por un Gobierno cuya credibilidad nacional e internacional es nula.

Además, por cada lingote de oro de 1,5 o 2,5 gramos depositado en el Banco Central de Venezuela, el Gobierno puede vender hasta 10 certificados digitales a otros tantos ciudadanos. ¿Qué ocurrirá cuando esos diez ciudadanos decidan redimir el certificado, a su fecha de vencimiento? ¿Se reparte el lingote entre ellos? ¿A quién le corresponde?

En realidad, el régimen de Nicolás Maduro está creando una enorme burbuja, vendiendo diez veces más oro del que en realidad tiene. Para evitar que estalle la burbuja, el Gobierno de Venezuela tiene la última palabra en cuanto al precio que pagará al ciudadano cuando éste solicite la liquidación, y sobre el plazo de la misma. Un mecanismo cada vez más oscuro y sospechoso, que se basa en una confianza que ya nadie tiene con este Gobierno.

Catástrofe ecológica en el Orinoco

Por otro lado, desde varios medios internacionales, entre ellos el digital venezolano Panorama, han apuntado una teoría acerca de este plan de ahorro en oro que parece plausible: según estos medios, el Gobierno de Venezuela estaría tratando de “blanquear” el desastre ecológico que está causando el programa de minería “tradicional” que puso en marcha hace dos años en el llamado “Arco Minero del Orinoco”, y que tenía como objetivo incrementar la producción de oro de cara a aumentar las reservas nacionales, por medios tradicionales y pagando una cantidad “justa” a los mineros por su oro.

Como denuncian desde Panorama y varias organizaciones no gubernamentales, la explotación minera sin control del oro que se encuentra en el lecho del Orinoco ha sido una de las causas de las desastrosas inundaciones que se están produciendo en seis estados venezolanos por la crecida del río, y que han obligado a desalojar a más de 7.000 personas.

En algunos puntos, el río ha alcanzado los 30 metros de profundidad, una cifra jamás registrada en la historia del país. En Ciudad Bolívar, por ejemplo, se llegaron a medir 18,5 metros.

Con la venta de los lingotes, el régimen trataría de justificar la actividad de estas explotaciones y, de paso, legitimar capitales de origen dudoso, vinculados al chavismo, que se encuentran ahora mismo bajo la investigación de la Unión Europea, Estados Unidos y varios países hispanoamericanos.

En suma, demasiados puntos oscuros para un programa de ahorro en oro. Sería deseable que la acogida por parte de los ciudadanos no sea la esperada por el Gobierno de Venezuela, ya que cuentan con suficientes problemas económicos como para añadir uno más.

Salir de la versión móvil