La reducción de los ingresos derivados del petróleo ha afectado al negocio de commodities de los diez mayores bancos de inversión del mundo en el tercer trimestre del año. Sin embargo, el aumento del beneficio gracias a los metales preciosos les sitúa en camino de registrar un excelente resultado anual.
Según un reciente informe de la consultora McKinsey, la reducción de los ingresos derivados del petróleo, por la caída del precio de éste durante 2020, ha afectado al negocio de commodities de los diez mayores bancos de inversión del mundo (Bank of America, Barclays, BNP Paribas, Citigroup, Credit Suisse, Deutsche Bank, Goldman Sachs, HSBC, JPMorgan y Morgan Stanley).
Sin embargo, la gran revalorización de los metales preciosos durante este año ha permitido a estas entidades compensar la caída del petróleo: según el informe, los grandes bancos casi han duplicado en lo que llevamos de año el beneficio de sus actividades de trading en el mercado de commodities, gracias a la volatilidad del precio, los problemas de suministro y al boom de la actividad a raíz de la pandemia de coronavirus.
La subida del petróleo, la commodity con el mayor mercado, a principios de año, propició los primeros beneficios del año. Sin embargo, el inicio de las medidas de confinamiento hizo caer en picado la demanda de crudo.
El oro tomó el relevo del petróleo, gracias al impulso experimentado por el interés de los inversores en buscar un activo refugio y a la rotura del mercado, provocados por la pandemia, creándose oportunidades muy lucrativas para los grandes bancos.
Según el informe de McKinsey, los diez grandes bancos de inversión mundiales obtuvieron unos ingresos netos de 1.500 millones de dólares durante el tercer trimestre del año, un 37,5% menos que los 2.400 millones del segundo trimestre, pero un 36,3% más que en tercer trimestre del año anterior.
Los ingresos netos de los diez grandes bancos de inversión en los nueve primeros meses del año ascienden a 5.600 millones de dólares, un 75% más que entre enero y septiembre de 2019.
Los ingresos derivados del petróleo cayeron a 416 millones de dólares en el tercer trimestre, desde los 1.100 millones del segundo (-62%), pero superaron en un 22% los 341 millones obtenidos en el mismo trimestre del año pasado.
En cuanto a los beneficios derivados del negocio de metales preciosos, creció un 26,2%, hasta los 577 millones de dólares, respecto al trimestre anterior, y un 176% sobre el tercer trimestre de 2019.
Durante el tercer trimestre del año también se redujeron los ingresos de los grandes bancos procedentes de la energía y el gas, y de las commodities industriales, mientras que se mantuvieron más o menos estables los derivados de los metales industriales.