El precio del oro volvió a subir este martes, 6 de febrero, haciendo valer su condición de activo refugio, en un momento en que los inversores internacionales tratan de protegerse de la caída de las bolsas internacionales.
El día 5 de febrero ha vuelto a ser un “lunes negro” para las bolsas internacionales, que han registrado importantes pérdidas: el Dow Jones industrial sufrió la caída en puntos más importante de su historia (1.100), dejándose un 4,6% y estableciendo un nuevo récord negativo en una jornada.
Con semejante panorama, el oro se ha presentado, más que nunca, como un activo refugio que atrae a los inversores que están huyendo de la masacre bursátil. El metal cerró la sesión del lunes, 5 de febrero, en la London Bullion Market Association (LBMA) a 1.333,60 dólares la onza. El precio spot ganaba a primera hora del martes, 6, un 0,4% y se situaba en los 1.345,12 dólares la onza, después de haber ganado otro 0,5% en la jornada anterior.
Desde ANZ, el analista Daniel Hynes señalaba a Reuters que la subida del precio del oro puede ser aún mayor, teniendo en cuenta la envergadura de la corrección que han sufrido los mercados de capitales.
La mayor caída de Wall Street desde 2011 arrastró también a las bolsas asiáticas, que vieron cómo desaparecía la confianza de los inversores en los factores que habían apoyado la subida de los últimos meses.
El oro se presenta en estos momentos como una inversión refugio, debido a su capacidad para mantener el valor en momentos de incertidumbre política o económica, y actúa también como protección frente a la inflación.
Precisamente la inflación es otra de las preocupaciones de los inversores: la semana pasada, la Reserva Federal estadounidense mantuvo los tipos de interés, pero señaló que es probable que la inflación suba este año y dio pistas sobre las futuras subidas de los tipos de interés.
Unas subidas que, en teoría, suelen afectar al precio del oro y beneficiar al dólar, aunque el comportamiento del metal no ha seguido esta pauta durante las últimas subidas de tipos llevadas a cabo por la Fed.
Por su parte, la plata subió un 1,1%, hasta los 16,92 dólares la onza, después de haber perdido el pasado viernes, 2 de febrero, un 3,7%, su mayor caída diaria desde diciembre de 2016.
El platino ganó un 0,4% y subió hasta los 993,40 dólares la onza, mientras que el paladio se dejaba un 1,8% y se situaba en 1.012 dólares la onza. Este metal alcanzó el pasado 15 de enero los 1.138 dólares la onza, su máximo histórico, movido por la creciente demanda de la industria del automóvil y la escasez de suministro.
Desde ANZ señalan que los metales del grupo del platino se van a beneficiar de este mejor entorno económico que se está viviendo en 2018 y creen que su revalorización va a superar a la del oro a medio plazo.