Una de las principales virtudes del oro es que su valor es reconocido mundialmente y, por tanto, es aceptado como medio de pago en cualquier punto del planeta y en cualquier momento. En un mundo que está sujeto a la amenaza del ciberterrorismo, el oro puede ser la forma ideal de protegerse.
Los expertos señalan al ciber terrorismo como el principal riesgo geopolítico que se cierne sobre los Estados Unidos y Occidente en general. Como señala en un reciente artículo de la revista Forbes Olivier Garret, “en un escenario así, el oro se convierte en un medio de pago irremplazable, aunque no es la única razón que hay para poseer oro”.
Comparado con otros activos, el dinero en efectivo ha perdido gran parte de su poder adquisitivo en las últimas décadas. Según el inversor Marc Faber, es muy poco probable que se produzca una invasión de China o los Estados Unidos. La auténtica vulnerabilidad reside en que “las guerras ya no se luchan con tanques. Hay otras armas como, por ejemplo, cortar el suministro eléctrico a Nueva York. ¿Qué ocurriría si desconectamos Internet?”.
En este punto es donde se pone de manifiesto el auténtico valor del oro, que es la posibilidad de acceder a algo físico que es reconocido internacionalmente como medio de pago.
Según Faber, la política monetaria de la Reserva Federal estadounidense solo beneficia a un 0,01% de los estadounidenses, mientras que el 50% de los ciudadanos no tiene activos ni se benefician de la impresión de más billetes, mientras que su poder adquisitivo se reduce cada vez más.
En su opinión, la recuperación económica global es muy lenta y el rápido crecimiento del pasivo sin financiar podría conducir a un nuevo colapso financiero como el de las hipotecas subprime en 2008. “Diversificando las inversiones en acciones y oro, se puede esperar que, a la hora de la verdad, al menos solo se perdería el 50% de los activos lo que, en términos relativos, no está mal”, concluye.
A efectos prácticos y de cara a un posible cataclismo causado por el ciberterrorismo, los expertos aconsejan la posesión de monedas de oro, más fáciles de transportar y cambiar, y en valores de una onza o fraccionarios.