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Los metales preciosos, un refugio también en casos de independencia

Una de las preocupaciones que están saltando a la luz pública en estos días de incertidumbre por la deriva secesionista protagonizada por los responsables de la Generalitat catalana y sus socios nacionalistas es la vertiente económica. En otras palabras, ¿qué ocurrirá con las entidades financieras catalanas si se llega a la independencia? ¿Correrán peligro los ahorros de los ciudadanos? En este caso, como en todos, los metales preciosos tienen mucho que aportar por su valor como refugio.

Tras la accidentada jornada del pasado 1 de octubre en Cataluña y del mensaje del Rey Felipe VI el día 3, el futuro se presenta incierto. Precisamente la incertidumbre es uno de los mayores enemigos del sistema financiero. La historia económica mundial recuerda que en situaciones similares se ha desatado una reacción de pánico entre los clientes de las entidades que ha culminado en una retirada masiva de fondos e, incluso, en la quiebra de algunos bancos por no falta de liquidez para devolver los fondos depositados por los clientes. Solo hay que recordar, por ejemplo, la película ‘¡Qué bello es vivir!’, protagonizada por James Stewart.

De momento, nada de esto ha sucedido en Cataluña, al menos todavía. Pero conviene ir aclarando ciertas cuestiones que pueden preocupar a los ciudadanos. Y es que Cataluña es una región económicamente muy potente, con una importante presencia en el sistema financiero español.

Aunque el proceso de consolidación que el sistema financiero español ha sufrido, en varias oleadas, desde que se iniciara la crisis en 2008, ha reducido el número de entidades financieras (antes de la crisis había más de una decena de cajas de ahorros catalanas, además del Banco Sabadell), las que sobreviven siguen teniendo una importante parte de su negocio en esta Comunidad.

CaixaBank, Sabadell… y BBVA

CaixaBank y Banco Sabadell ejercen de bandera de las entidades financieras catalanas, aunque desde años con una clara vocación nacional e internacional. A ellas habría que añadir una tercera que, aunque tiene su sede en Bilbao, cuenta con una importante cuota de mercado en Cataluña: el BBVA.

La adquisición, en 2014, de Catalunya Banc, la que fuera en tiempos la Catalunya Caixa dirigida por Narcís Serra, por 1.187 millones de euros, le permitió hacerse con un 25% de cuota de mercado en Cataluña y 2,6 millones de clientes en esta Comunidad.

Como es lógico, el hecho de que se trate de una entidad financiera con sede fuera de Cataluña suaviza el problema que supondría la independencia de la región. Aun así, la entidad tendría que lidiar con no pocos problemas: cuenta con el porcentaje más alto de oficinas en Cataluña en relación con el total, nada menos que 930 de las 3.086 con que contaba a cierre del primer semestre de 2017 (un 30%).

De hecho, es la entidad financiera con mayor presencia en la provincia de Tarragona, por delante de la propia CaixaBank.

Por detrás se sitúa ésta, que dispone de 1.300 de sus 5.027 oficinas en la Comunidad catalana (26%). En tercer lugar, Banco Sabadell tiene el 22,64% de sus oficinas en Cataluña (576 de 2.548).

En términos de riesgo por la exposición de su negocio en Cataluña, la clasificación pasa estar encabezada por Banco Sabadell, ya que genera 32.645 millones de euros en la región, sobre un total de 121.781 millones (el 26,8%).

Por su parte, CaixaBank tiene una exposición al riesgo catalán de 61.766 millones sobre un total de 282.036 millones (21,9%). En tercer lugar se sitúa BBVA, que genera 44.561 millones en Cataluña (el 20,8%).

Desde CaixaBank y Banco Sabadell se ha seguido con atención la deriva de los nacionalistas catalanes y, aunque ha habido una cautela extrema con las declaraciones públicas, ambas entidades ya se han puesto en marcha para el trasladado de la sede social. El Consejo de Administración de Banco Sabadell decidió el pasado jueves, 5 de octubre, el traslado de la misma a Alicante (Sabadell se hizo con lo que quedaba de la Caja de Ahorros del Mediterráneo, CAM, por lo que cuenta con varias sedes en Alicante). La decisión de la entidad que preside Josep Oliu revirtió la caída de sus acciones: tras conocerse la decisión, sus títulos volvieron a repuntar.

Por su parte, La Caixa está pendiente de un decreto que va a aprobar el Consejo de Ministros para que el cambio de sede se pueda realizar sin necesidad de convocar Junta de Accionistas. Todo apunta a que su destino será Palma de Mallorca, aunque parece que la entidad esperará a una posible declaración unilateral de independencia para dar el paso.

Unas decisiones ambas que han desatado el nerviosismo entre los dirigentes nacionalistas, que ven cómo se les «escapan» las dos principales entidades financieras catalanas. A ellas pueden seguir importantes empresas como Seat o Catalana Occidente, que ya han anunciado su decisión de trasladar su sede si se presenta la declaración de independencia.

¿Qué pasa con mis ahorros?

Como señaló Gabriel Ruiz, presidente de Sociedad Española de Metales Preciosos de Inversión, en su reciente intervención en “Diálogos en Libertad”, hace tiempo que todos somos conscientes de que la ecuación banco=seguridad es cuestionable. Solo hay que ver, por ejemplo, lo sucedido recientemente con el Banco Popular. Por tanto, no estaría de más hacer un ejercicio de “¿Qué pasaría sí…?”.

En el caso de los clientes de entidades financieras catalanas que sean de fuera de Cataluña, la situación no sería grave: ambas entidades, CaixaBank y Sabadell, cuentan con planes para llevarse la sede social a otra Comunidad, con los que los ahorros de los clientes seguirían estando respaldados por el Fondo de Garantía de Depósitos nacional. Además, la dependencia de estas entidades de las líneas de liquidez que proporciona el Banco Central Europea haría inviable que permanecieran en una hipotética Cataluña independiente y excluida, por tanto, de la Eurozona.

Más complicada sería la situación de los residentes. Los analistas creen que lo más probable es que la independencia catalana trajese consigo la limitación de retirada de efectivo, un “corralito” como el que ha tenido lugar en Argentina, Grecia y otros países, para evitar la fuga de depósitos.

A ello habría que añadirle un riesgo adicional como el cambio del euro por la nueva divisa catalana y una más que previsible devaluación. Ello afectaría a la cuantía de los depósitos de los clientes, que valdrían cada vez menos.

En el caso de los créditos, el efecto beneficioso que supondría esa devaluación (tendrían que devolver menos capital) se vería anulado por la segura subida de los tipos de interés aplicables.

En cualquier caso, es pronto para aventurar conclusiones. En estos días, el ministro de Economía, Luis de Guindos, ha lanzado un mensaje de tranquilidad a los clientes: “los bancos catalanes son españoles y los bancos europeos son sólidos. Sus clientes no tienen nada que temer”.

Los metales preciosos

Ante semejantes complicaciones en los depósitos de los ahorradores catalanes, los metales preciosos de inversión se presentan, como en tantas ocasiones, como la alternativa más segura y confiable. No están sujetos a devaluación, nunca pierden su poder adquisitivo (interesante, en caso de cambio de divisa y posterior devaluación) tienen liquidez instantánea, son fácilmente transportables y se aceptan en cualquier lugar del mundo.

No es extraño que el oro se presente como el valor refugio por excelencia y, en tiempos de crisis políticas y económicas, sea el objeto de deseo de los inversores. Así que nunca está de más ir incorporando el oro como alternativa de ahorros. Por si soplan aires de independencia.

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