La subida del oro no solo ha atraído a inversores particulares. En las últimas semanas, varios fondos de pensiones de diversos colectivos públicos estadounidenses han aumentado su exposición al metal precioso, ante la caída de rendimientos de los activos en los que habitualmente invierten, como los bonos del tesoro, debido a los bajos tipos de interés.
Según explica Stefan Gleason desde Money Metals Exchange, la mayoría de los fondos de pensiones están siendo incapaces de alcanzar sus objetivos fijados debido a que sus carteras solo contienen instrumentos convencionales y seguros como los bonos del Tesoro.
“La Reserva Federal ha declarado la guerra a los ahorradores al comprometerse a mantener los tipos de interés a corto plazo cercanos a cero, probablemente durante los próximos años. Ello ha provocado que los rendimientos de los bonos a largo plazo se hayan desplomado hasta niveles récord (por debajo del 1% en su mayoría) durante este año”, advierte Gleason.
En un entorno como éste de tipos de interés muy bajos, los inversores solo pueden sobrevivir mientras los tipos sigan bajando, lo que genera ganancias de capital a los tenedores de bonos.
Sin embargo, cuando el mercado de bonos, que ha permanecido intacto durante más de cuatro décadas, se viene abajo, provoca un enorme daño a los activos de los fondos de pensiones.
Según explica Stefan Gleason, estos fondos podrían alcanzar sus objetivos si incorporan a sus carteras de inversión acciones que les garanticen el pago de dividendos. “Pero una cartera basada en acciones sería demasiado volátil para los partícipes en estos instrumentos de inversión. Incluso las acciones de mayor calidad se desplomaron la pasada primavera cuando se produjo el cierre económico provocado por la pandemia”, recuerda.
Además, la Reserva Federal anunció recientemente cambios en su objetivo de inflación al 2%, que ha pasado a convertirse en una media, lo que da vía libre al banco central a permitir que esta tasa suba por encima del 2% durante un amplio periodo de tiempo.
Por tanto, en semejante escenario, ¿cómo pueden protegerse los fondos de pensiones? La respuesta está clara: con oro.
En efecto, hace unos días, el Fondo de Pensiones de la Policía y Bomberos de Ohio, que acumula alrededor de 16.000 millones de dólares, aprobó una inversión del 5% de su capital en oro.
Esta pequeña exposición del fondo al metal precioso le proporciona cierta diversificación, que podría salirle muy rentable si el mercado del oro vuelve a entrar en una fiebre que lo lleve de nuevo a niveles máximos.
De esta forma, el de Ohio se convierte en el segundo fondo de pensiones público de Estados Unidos, tras el Sistema de Jubilación de los Maestros de Texas, que invierte parte de su capital en oro.
El objetivo de ambos fondos es alcanzar una inversión de aproximadamente 1.000 millones de dólares en este metal precioso.
En cambio, otros fondos han rechazado esta propuesta, que ha sido promovida desde la Sound Money Defense League y Money Metals Exchange en los 50 estados de la Unión.
Es el caso del fondo de Wyoming, que estuvo considerando la posibilidad de invertir en oro cuando éste estaba a unos 1.300 dólares la onza, en febrero de 2019. Este fondo había sufrido pérdidas superiores a 300 millones de dólares tras una controvertida inversión en deuda del Tercer Mundo.
Como advierte Gleason, “desafortunadamente, los metales preciosos apenas representan el 0,5% de todos los ahorros e inversiones en los Estados Unidos. La mayor parte de los pensionistas y trabajadores, por tanto, son vulnerables a la amenaza de un aumento de la inflación o a una crisis del sistema financiero”.
Diversos estudios han demostrado que una exposición de entre el 5 y el 10% al oro físico proporciona mayores rendimientos a largo plazo y reduce la volatilidad.
Por tanto, la pregunta es: ¿por qué tan pocos gestores de fondos acceden a invertir en oro?
Según Larry Parks, director ejecutivo de la Fundación para el Progreso de la Educación Monetaria (FAME, por sus siglas en inglés), “los gestores de fondos, abogados, actuarios, contables y otros ‘fiduciarios’ recomiendan a los planes de pensiones que no incluyan oro en sus carteras. Dicen que tiene demasiado riesgo y que es muy volátil”.
En su opinión, “la verdadera razón por la que tratan de desacreditar al oro es que éste no permite cobrar comisiones, ésa es su principal preocupación. Por tanto, tienen un conflicto de intereses con los pensionistas, que son, según la ley, los únicos beneficiarios del plan. Es un escándalo cómo han sido engañados los administradores de los fondos de pensiones”.
Como advierte Stefan Gleason, todos los que confían en un fondo de pensiones como su principal fuente de ingresos para cuando les llegue la hora de la jubilación deberían preparar un plan de emergencia.
De hecho, el propio Fondo de Garantía de Pensiones estadounidense está mal financiado y podría declararse insolvente en caso de que se incrementen las quiebras de fondos de pensiones.
La protección más efectiva contra la depreciación de la moneda, en un entorno de tipos de interés reales negativos son los metales preciosos. Como señala Larry Parks, “si quiere tener una jubilación tranquila, es mejor que posea oro físico”.