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Los riesgos geopolíticos provocarán que los bancos centrales sigan comprando oro

Las reservas de oro de los bancos centrales alcanzaron a finales de 2018 su nivel más alto desde el año 1997. Desde 2008, el sector oficial se ha convertido en un comprador neto de oro, ya que los bancos centrales reconocen su importancia como activo refugio en caso de crisis.

El último informe Heraeus Precious Appraisal publicado por la refinería suiza Heraeus apunta que los bancos centrales mundiales alcanzaron a finales de 2018 las 33.800 toneladas de oro en sus reservas, que es el nivel más alto desde 1997.

A lo largo del pasado año, el sector oficial incrementó sus compras de oro hasta superar las 500 toneladas, con un grupo de países (Rusia, Kazajistán, Turquía, Polonia, Hungría, Mongolia, China y la India) destacándose, al haber adquirido más de 10 toneladas de oro a lo largo del año.

Mientras que algunos de estos países llevan años adquiriendo oro de forma continua, otros como Polonia llevaban mucho tiempo sin acudir al mercado.

Según los analistas de Heraeus, las razones que han llevado a este notable incremento en las compras por parte del sector oficial son el aumento de los riesgos geopolíticos en diferentes frentes y la situación del dólar.

“Aunque los bancos centrales expliquen que compran oro para diversificar sus reservas y dotar de confianza y estabilidad al sistema financiero, lo cierto es que el metal resulta muy útil en situaciones extremas, cuando se producen cambios estructurales en el sistema financiero internacional o en caso de crisis geopolítica, señala el informe.

Los analistas de la compañía suiza apuntan que, precisamente, éstos fueron los argumentos expresados por el Banco Nacional de Hungría para explicar por qué se había decidido a comprar 28,4 toneladas de oro durante 2018.

Por su parte, el Banco Central de la Federación Rusa, que compró 274 toneladas de oro el año pasado, ha realizado una apuesta estratégica por el oro, para diversificar sus reservas y reducir posiciones en dólares y bonos del Tesoro estadounidense, al tiempo que las incrementa en oro, euros y yuan.

Una postura que también ha secundado el Banco Central de Turquía, que está reduciendo la exposición de sus reservas al dólar estadounidense.

Suben las bolsas y el oro

Al margen de la política de adquisición de oro por parte de los bancos centrales, el informe de Heraeus toma el pulso a los metales preciosos en la tercera semana del mes. Según los analistas de la compañía suiza, las bolsas se han recuperado de la corrección experimentada a finales de 2018 lo que, sin embargo, no ha afectado a las perspectivas del oro.

En concreto, el índice S&P 500 ha subido un 11% en lo que llevamos de año, mientras que el oro se ha revalorizado un 4,9%. Sin embargo, el precio del metal sigue creciendo, gracias también a la adopción de una política monetaria más moderada por parte de la Reserva Federal estadounidense.

Durante la tercera semana de febrero, el precio del oro subió en 26 dólares la onza, alcanzando los 1.347 dólares, que es su precio máximo de los últimos 10 meses. Ahora, su siguiente reto será superar el máximo alcanzado en 2018, que fue de 1.363 dólares la onza.

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