La extracción de oro por parte de compañías o particulares que no cuentan con autorización oficial para ello constituye un problema preocupante en muchos países del mundo, que ven cómo la extracción ilegal alcanza cifras que, en ocasiones, rivalizan con las de las compañías “legales”.
Es lo que ocurre en países como Colombia y Perú, como ya hemos informado desde Oroinformacion.es, con el agravante de que, en muchos casos, ese oro sin control acaba sirviendo para financiar actividades ilegales.
Según desvela Reuters, en África también existe ese problema. En concreto, en Mali, la cantidad de oro extraída por mineros que trabajan de manera informal pronto igualará la producción oficial, gracias a la demanda existente en las refinerías domésticas (imagen cortesía de Global Environment Facility).
El crecimiento de este sector informal ha sido exponencial, a pesar de la oposición de los operadores comerciales, y ha supuesto un impulso para la economía de Mali, maltrecha después de años de inestabilidad política. El Gobierno de Mali obtiene cerca de la cuarta parte de sus ingresos del oro.
Se trata del tercer país minero más importante de África, después de Sudáfrica y Ghana. En 2015, la cantidad de oro procedente de las minas “artesanales” supuso un tercio del total exportado por el país, que fue de 70,2 toneladas.
La economía sumergida comenzó a florecer en el país en 2012, cuando los islamistas provocaron una rebelión separatista de los tuareg en el desierto del norte, lo que sumió al país en el caos. Mientras la economía se deterioraba por las sanciones impuestas por los países vecinos, los agricultores y ganaderos comenzaron a cavar en busca de oro.
La Cámara de Minas calcula que más de un millón de mineros irregulares trabajan en unas 350 explotaciones, que producen entre 10 y 15 toneladas de oro al año.
Aunque las estadísticas oficiales del Gobierno hablan de 23,7 toneladas procedentes de la minería ilegal en 2015, la cifra es mucho mayor, ya que el oro procedente de estas extracciones carece de control.
Según declaró el presidente de la Cámara de Minas de Mali, Abdoulaye Pona, a Reuters, “creemos que si esta minería artesanal se organiza, podría extraer tanto oro como las grandes compañías industriales”.
La mayor refinería de oro de Mali, Kankou Moussa, pertenece a Swiss Bullion Co., y puede producir 100 kilos de oro al día. Sus principales fuentes son las minas artesanales del sudoeste del país. “Nuestro objetivo son los mineros artesanales, especialmente los que están organizados en cooperativas, con explotaciones pequeñas y medianas”, señaló a Reuters el director de operaciones, Carlos Novo. Según sus cálculos, los mineros artesanales de Mali podrían llegar a extraer 36 toneladas de oro al año.
Pero este boom de la minería artesanal en el país se enfrenta a la oposición de los grandes operadores industriales. Según Mark Bristow, CEO de Randgold Resources, propietaria de las tres mayores minas de Mali, esta actividad podría provocar la salida de las compañías de Mali: “los mineros artesanales ocupan de forma ilegal los lugares de explotación sin el permiso de las compañías, utilizan equipos mecánicos, hay incluso pequeñas industrias de producción de oro que no declaran nada”, según denunció Bristow en una rueda de prensa reciente en Bamako.
La falta de regulación y control hacen que este sector sea proclive a accidentes mortales, ocupación ilegal de lugares de explotación sin el permiso de las compañías, contrabando, explotación infantil, daños al medio ambiente…
Según denuncia Human Rights Watch, entre 20 y 40.000 niños trabajan de forma clandestina en las minas de oro de Mali. Aunque el Gobierno de Mali anunció hace ya dos años un plan para supervisar las operaciones y dotar a los mineros de fórmulas para financiarse, apenas se han hecho progresos en este sentido.