La refinería suiza Metalor, una de las más importantes del mundo, ha comunicado que solo aceptará oro procedente de grandes minas industriales, para reducir el riesgo de que entre en su cadena de producción mineral que pudiera tener un origen ilegal.
Trazabilidad parece ser la nueva palabra clave en el negocio del refinado de oro. Según ha comunicado la refinería suiza Metalor, a partir de ahora solo aceptará refinar el metal que proceda de las minas de oro más grandes, cuya explotación se realiza con medio industriales.
Quedarán fuera, por lo tanto, las llamadas explotaciones artesanales o de pequeña escala, cuyo crecimiento ha sido exponencial en los últimos años debido al incremento de la demanda de oro y a su aumento de precio.
De hecho, en Zimbabue, la mayor parte de la producción anual de oro procede de las empresas mineras a pequeña escala, que utilizan métodos de extracción artesanales. El problema es que la línea que separa a este tipo de explotaciones de la ilegalidad es muy delgada: en Mali, por ejemplo, la mayor parte de la producción de oro procede de explotaciones llevadas a cabo por mineros ilegales, que explotan los yacimientos sin permisos ni medidas de seguridad adecuadas.
Y en Sudamérica, la minería ilegal constituye un importante lastre para las economías de muchos países.
Los problemas que generan estas explotaciones, de las que viven más de 40 millones de personas en todo el mundo, según un reciente informe del Banco Mundial, son cada vez mayores: contaminación de aguas por el uso incontrolado de productos químicos tóxicos; condiciones laborales peligrosas; y el uso del metal extraído por parte de grupos fuera de la ley para el blanqueo de dinero o el contrabando.
Para evitar que una parte de este oro pudiera entrar dentro de su cadena de producción, la refinería Metalor ha decidido cortar por lo sano y ha anunciado que dejará de trabajar con mineros artesanales o compañías que se dedican a comprar la producción de éstos para luego venderla a las grandes refinerías.
De esta forma, la compañía suiza podrá garantizar que todo el oro que salga de su cadena de producción será de origen legal.
En su comunicado oficial, la compañía señala que “la necesidad de incrementar los recursos dedicados a garantizar la trazabilidad del oro y las cada vez más desafiantes condiciones de las regiones mineras han obligado a Metalor a replantearse su relación con la minería tradicional. Como resultado de esta decisión, Metalor finalizará sus operaciones en Colombia, después de haber anunciado su decisión de acabar con las relaciones comerciales que mantenía con los mineros o intermediarios de mineral de oro en Perú”.
La mayoría de las refinerías que suministran el oro a los principales bancos occidentales, bancos centrales y joyeros se cuidan mucho de aceptar oro procedente de las minas artesanales.
Según una investigación llevada a cabo por la agencia Reuters el pasado mes de abril, miles de millones de dólares en oro procedentes de África estaban siendo introducidos de contrabando en los Emiratos Árabes Unidos, desde donde se introducían en otros mercados globales.
Metalor procesa al año alrededor de 500 toneladas de oro en sus instalaciones de Suiza, Estados Unidos y Asia. De esta cantidad, menos del 5% procede de minas artesanales e intermediarios, según ha confirmado a Reuters el CEO de Metalor, Antoine de Montmollin.
En 2015, la refinería dejó de trabajar con los mineros artesanales de África, por lo que Perú y Colombia se quedaron como sus únicos proveedores dentro de este sector. Proveedores de los que acaba de prescindir también ahora.
Metalor es una de las cuatro principales refinerías del mundo, que procesan anualmente unas 2.500 toneladas de oro en Suiza, según los datos del United States Geological Survey (USGS). Una cantidad que equivale a aproximadamente el 60% de la producción mundial anual de oro, y está valorada en más de 100.000 millones de dólares al precio actual.