Estados Unidos disparó 105 misiles Tomahawk contra Siria el viernes 13 de abril por la noche. En otras ocasiones, la salva hubiera puesto a los estadounidenses al borde de la posibilidad de una guerra con armas nucleares contra Rusia. El presidente Trump declaró rápidamente «misión cumplida» y los mercados, relajados, comenzaron a descontar la probabilidad de nuevos conflictos. Mientras tanto, el oro casi ni se inmutó: en la noche del 13 de abril, cuando los misiles sobrevolaron las cercanías de Damasco, el oro cerraba a 1.343 dólares por onza; el lunes 16 de abril el mercado abría con 1.344 dólares.
Para el gran analista suizo del mercado de los metales precioso, Egon von Greverz, a través Gold Switzerland, “los superpoderes en Occidente están haciendo lo que pueden para provocar a Rusia e indirectamente a China e Irán en una guerra mundial”. La mayoría de las personas que vivimos hoy en día ni existíamos cuando comenzó la Segunda Guerra Mundial y, por lo tanto, no supimos cómo fue el curso previo a la guerra. Pero hoy todo el mundo puede ver cómo Estados Unidos y sus aliados, Gran Bretaña y Francia, han elegido atacar a un país que no tiene una gran importancia geopolítica y no amenaza a ningún otro país. Sin embargo, Occidente sabe claramente que bombardear Siria puede iniciar un conflicto global con consecuencias potencialmente terribles para la humanidad.
Siria es, por supuesto, solo una excusa. Como país, no tendría importancia para la seguridad del resto del mundo si se le dejara en paz. La mayoría de las guerras son iniciadas por naciones que están bajo presión económica a nivel nacional. Los Estados Unidos y el Reino Unido encajan perfectamente en esa imagen.
Con las deudas creciendo exponencialmente y los enormes déficits presupuestarios y comerciales, ambos países están en camino a la bancarrota. Además de eso, sus líderes están bajo una gran presión en casa. Trump tiene «estado profundo» y presiones y acusaciones por todas partes y Theresa May sufre de un liderazgo débil en un gobierno minoritario con un Brexit no resuelto. Éste es el fondo perfecto para pretender que hay un gran conflicto global y desviar la atención a la escena internacional.
Solo la contención de Rusia, por ahora, ha impedido que este conflicto se convierta en algo muy serio para el mundo. Debemos recordar que el gigante euroasiático solo tiene dos bases militares fuera de su enorme país, mientras que Estados Unidos tiene alrededor de 1.000. Además, según expertos independientes, el poderío militar de Rusia es muy superior al de los Estados Unidos. Pero en el caso de una guerra nuclear, ambos países tienen poder más que suficiente para destruir el mundo.
Prácticamente nadie puede protegerse contra un conflicto nuclear global. Pero, gracias al oro podemos protegernos contra los conflictos locales y contra una crisis financiera.
Para esa defensa, el mejor momento para tomar una decisión de inversión estratégica y de largo plazo es cuando el activo que se pretende comprar no es ni amado ni subestimado. Ése fue el caso con el oro a finales de la década de los 90. El metal precioso había estado bajando durante 19 años, desde los 850 dólares la onza de 1980, a un mínimo de 250 dólares en 1999. Los bancos centrales de todo el mundo habían estado vendiendo una gran parte de su oro. El Reino Unido y Suiza fueron dos de esos países que vendieron durante la siguiente década la mayor parte de su oro en mínimos; a ellos se les unió alegremente España en 2007. Recuerden la famosa frase del superministro socialista Pedro Solbes “El oro ya no es rentable…” Fue una magnífica señal para que inversores y ahorradores compraran a menos de 700 dólares la onza y eso que ya quedaba lejos el inicio del nuevo siglo y la entrada en el euro, cuando el oro se movía en el año 2002 por los 300 dólares la onza.
Desde esas fechas el oro estuvo imparable hasta llegar a los 1.920 dólares en 2011, para, después, comenzar desde 2013 una corrección más grande que finalizó en 2015. Desde entonces, el oro solo ha subido lentamente como lo hizo entre 1999-2001. ¿Se repite la escena?
En opinión de Egon von Greverz, “El oro ahora está en el proceso de salir de la consolidación de los últimos 5 años. Necesitamos obtener la confirmación adecuada con un movimiento a 1.400 dólares, pero la posición de las tablas del primer trimestre de este 2018 marca una fuerte señal de que el próximo movimiento del oro hacia nuevos máximos es inminente”.
Debemos recordar que el oro no se compra ni se mantiene como una inversión convencional para fines de revalorización inmediata del capital. No, el oro tiene una función mucho más importante que todo eso. Sobre todo, cuando identificamos los riesgos en el sistema financiero peligrosamente muy altos.
La razón para comprar oro físico se vuelve aún más convincente, si además se oyen de fondo las explosiones de los misiles, y acompasadamente las voces que elevan su tono en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.